Durante el sexenio del presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940), México mantuvo la oportunidad de afianzar su política de solidaridad internacional acogiendo a miles de refugiados españoles exiliados por la guerra civil en su país. La generosidad de las autoridades nacionales, sin embargo, no se expresó de la misma manera con los judíos que, debido a las persecuciones del nazismo, abandonaban Alemania, Austria, Polonia, Rumanía, y buscaban un destino mejor en México.