Los Tigres del Marianao lo tenían en La Habana. Llamado Claro Duany, era alto, poderoso, joven y atrevido. Se hablaba de sus tremendos batazos y cómo hacía enmudecer a la tribuna. En México fue recomendado para varios equipos y finalmente los Industriales de Monterrey (en la actualidad llamados Sultanes) se hicieron de sus servicios en 1945.