Crítico implacable del gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada (sucesor de Juárez), los dibujos de El Ahuizote se convirtieron en dardos impecables contra un gobierno inepto que descalificó a la prensa en general, y a sus críticos en particular.

Francisco I. Madero, que tras iniciar la lucha revolucionaria había llegado a la presidencia el 6 de noviembre de 1911, declaró que gobernaría con total transparencia, pero no pasó mucho tiempo para que mostrara que no era así.

Al gobierno santannista se le reprochaba que gastara recursos en erigir un nuevo y lujoso teatro, mientras Ciudad de México continuaba siendo un lugar sucio y peligroso para vivir.

Plutarco Elías Calles anunció su retiro de la vida política y criticó al PNR, cuya fundación había impulsado, llamándole “el fracaso político de la revolución”, debido a que los grupos que lo conformaban, lejos de generar unidad, se dedicaban a ponerse zancadillas unos a otros.

José Guadalupe Posada, en una de sus desconocidas caricaturas publicadas en el periódico Argos, muestra a Bulnes tratando, inútilmente, de derrumbar el pedestal donde se había colocado a Juárez. La importancia era tal que apareció en la primera plana de Argos. Volvemos a mostrar que Posada es mucho más que las calaveras.

En este centenario del asesinato de Emiliano Zapata, hay que decir que en su época no tuvo la glorificación que tendría años más tarde. De hecho, los caricaturistas lo criticaron de una manera cruel, acusándolo de bandolero.