Mucho de lo que estaba ocurriendo en ese momento dentro del ejército maderista y de las corrientes que combatían en ese banco se desprende de esta fotografía, donde aparecen los principales personajes que jugarían un papel importante en la Batalla de Ciudad Juárez. La suerte estaba echada, muy pronto Madero daría a conocer su gabinete y su proyecto de gobierno, algunos de los protagonistas tomarían entonces su propio derrotero.
Cuando Madero escapó de San Luis Potosí decidido a organizar el levantamiento armado contra Porfirio Díaz, una de las preguntas más acuciantes que se hacía era respecto a quienes serían sus seguidores en lo que parecía ser una de las aventuras más arriesgadas de la época: derrocar al dictador. Por supuesto, muy pronto supo que no tendría a muchos de los que lo siguieron en la etapa electoral pero, ¿quiénes serían ahora los compañeros?
Hubo una breve estancia en San Antonio, Texas, lanzamiento del Plan de San Luis, en memoria de la última ciudad mexicana en la que estuvo, y la entrada a territorio nacional un 14 de febrero para encabezar la lucha armada, a esto siguió un recorrido por Chihuahua y batallas desiguales hasta el 19 de abril cuando organizó su campamento a las orillas de Ciudad Juárez.
Mientras tanto, en el mes de marzo, habían comenzado pláticas de paz de manera informal, cuando el secretario de Hacienda, José Yves Limantour, de regreso de un viaje a Francia, pasó por Nueva York y se entrevistó con Francisco Madero, padre, Gustavo Adolfo Madero y el doctor Francisco Vázquez Gómez, ex candidato a la vicepresidencia del Partido Antirreeleccionista. Ahí se mostraron las diferencias al interior del maderismo, pues mientras don Francisco era partidario de una negociación rápida y del mantenimiento de don Porfirio en el poder, el doctor Vázquez Gómez era más radical: sin la renuncia del dictador no habría posibilidad de paz.
Para discutir el futuro de la revolución, poco a poco fueron llegando al campamento maderista en Ciudad Juárez algunos protagonistas. El 29 de abril llegaron los últimos: Carranza, Pino suárez y el doctor Vázquez Gómez. Al siguiente día tuvieron todos una importante conferencia, había que tomar una desición sobre las negociaciones y nombrar a los propios representantes, advertidos de que Díaz, ya había nombrado al suyo, en la persona del licenciado Francisco S. Carvajal, a quien esperaban a partir del primero de mayo.
La mañana del domingo 30 de abril de 1911, en el campamento maderista a las orillas del río Bravo, hubo un inusual movimiento. El líder revolucionario había llamado a los fotógrafos que cubrían el frente de batalla y se sentó, junto a sus principales correlegionarios para una sesión de fotos, convencido de que sin duda harían historia.
Miguel Ángel Berumen ha localizado más de una docena de versiones de este momento y ha descrito con precisión, a partir de estas tomas, detalles fundamentales de la apreciación fotográfica, por ejemplo, que todos aparecían desarmados, incluso Villa, lo que en esos días era una verdadera rareza y como dice “este cambio proyecta la imagen de un grupo de hombres civilizados, capaces de dirigir los destinos de México; ese era el mensaje que Madero pretendía dar a la prensa”. También menciona cómo a partir de ellas y de la manera como están sentados puede advertirse del peso político de cada uno de ellos, por ejemplo: a su lado aparece Carranza, quien el 12 de mayo sería nombrado secretario de Guerra en el gabinete provisional y lejos, al extremo, Pascual Orozco, quien llevaba en esos momentos el peso de la guerra como general brigadier, pero que al final solamente alcanzó el puesto de jefe de rurales en el estado de Chihuahua.
Hablando de los personajes que aparecen, cuatro de ellos eran originarios de la región Chihuahua-Durango: Abraham González, José de la Luz Blanco, Pascual Orozco y Francisco Villa, pero sus vidas eran por completo diferentes: el primero de ellos, don Abraham, tenía 43 años, descendía de una familia de abolengo de la sierra de Chihuahua establecida en Ciudad Guerrero; estudió en las mejores escuelas de Chihuahua y de Estados Unidos, regresó a su tierra y lo asfixiaba el monopolio económico y político de la familia Terrazas. Él fue no sólo el organizador de los clubes antireeleccionistas en el estado, sino quien posteriormente puso en marcha la mecánica de las insurrecciones a partir del 20 de noviembre de 1910.
Si quieres saber más sobre cada uno de los personajes que aparece en la fotografía, busca el artículo completo “Retrato de Madero con familia revoluvionaria” del autor Pedro Siller, que se publicó en Relatos e Historias en México, número 7. Cómprala aquí.