Después de décadas de inestabilidad política, Sierra encabezó el proyecto educativo más importante del siglo XIX, con el respaldo del gobierno de Porfirio Díaz. El llamado “Maestro de América” elaboró un ambicioso plan nacional que abarcó desde los jardines de niños hasta el nivel universitario. Un programa que sería considerado “el gran cuadro de la construcción espiritual de México”.