Hasta la fecha, Pascual Orozco permanece en el imaginario popular como el jefe revolucionario cuyo arrojo lo puso al frente de la revolución de 1910 en Chihuahua. Su radicalismo lo llevó, junto a Emiliano Zapata, a rebelarse contra el gobierno de Francisco I. Madero pero, después del golpe de Estado de febrero de 1913, cometió un grave error que, al final, pagará con su vida.