El 28 de junio de 1908 ocurrió un eclipse anular de Sol que pudo verse en varios lugares de México. El suceso, trascendental por el solo hecho de haber acaecido, nos permite saber también cómo es que la gente de ese entonces apreció el fenómeno astronómico: ¿hubo interés por observarlo?, ¿hubo científicos que lo registraron?, ¿los periódicos se ocuparon de describirlo? Las respuestas a estas preguntas muestran que en el México de aquel entonces había un gran interés de la población por los fenómenos astronómicos y una divulgación de la ciencia digna de ser reconocida.