1929 fue para Tina Modotti el mejor y a la vez el peor periodo de su estancia mexicana. Por un lado, sería el año más fértil y encumbrado de su carrera. Por el otro, a lo largo de esos meses padecería el acoso y el más terrible de los escarnios públicos por parte de la policía y la prensa mexicanas, que la señalaban de estar involucrada en el asesinato del dirigente comunista cubano Julio Antonio Mella.
Años atrás, en el verano de 1925, la recién fundada revista Mexican Folkways desplegaba en sus últimas páginas el siguiente anuncio: “PHOTOGRAPHS. Edward Weston & Tina Modotti. Av. Veracruz. 42. Telephone Eric. Condesa. 38”. Así ofrecía la pareja de artistas sus servicios. Mexican Folkways. Leyendas, fiestas, arte y arqueología fue una publicación bimestral y bilingüe fundada y dirigida por la estadounidense Frances Weinberg Toor, la cual no sólo se convirtió en un referente para la historia del arte contemporáneo en México, sino que significó un semillero de formación para muchos artistas, entre ellos la talentosa Tina Modotti.
En Mexican Folkways –donde originalmente se publicaron muchas de sus fotografías– convergieron toda suerte de artistas plásticos y escritores, nacionales y extranjeros: Miguel Covarrubias, Salvador Novo, Xavier Villaurrutia, Jean Charlot y Diego Rivera, entre muchos más. Este último fue por un tiempo el director artístico de la revista e instó a Modotti, única mujer dentro del consejo editorial, a intensificar su trabajo como fotógrafa titular de la revista.
Modotti impulsó la fotografía etnográfica y se interesó por retratar la soterrada vida y la cultura de los pueblos indígenas, pero no desde lo exótico, sino con una mirada centrada en valores estéticos y humanos. Máscaras, judas, cerámicas, juguetes, gestos, la vida de los obreros, carnavales, danzas… fueron algunos de los motivos que fascinaron la lente de Tina, desplegados con agudo talento dentro de las páginas de dicha revista, acaso la publicación que más difusión otorgó a la obra de la artista italiana.
En la última entrega de 1929 de Mexican Folkways, Tina escribió acerca de su quehacer como fotógrafa: “Siempre que se emplean las palabras ‘arte’ o ‘artístico’ en relación a mi trabajo fotográfico, recibo una impresión desagradable, debida seguramente al mal uso y abuso que se hace de ellas. Me considero una fotógrafa y nada más, y si mis fotografías se diferencian de lo generalmente producido en este campo, es que yo precisamente trato de producir no arte, sino fotografías honradas, sin trucos ni manipulaciones, mientras que la mayoría de los fotógrafos aún buscan los ‘efectos artísticos’ o la imitación de otros medios de expresión gráfica, de lo cual resulta un producto híbrido y que no logra impartir a la obra que producen el rasgo más valioso que debería tener: LA CALIDAD FOTOGRÁFICA”.
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