1924, verano. La jovencísima y talentosa Remedios Varo ingresa a la prestigiosa Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid. Con apenas 16 años a cuestas, posee un extraordinario dominio del dibujo pues, desde muy niña, su padre, Rodrigo Varo Zejalvo, ingeniero hidráulico, cultivó en ella el interés y el gusto por el dibujo lineal y las formas geométricas.