Uno de los problemas más grandes de Pancho Villa al frente de la División del Norte fue el mantenerla abastecida. Armas y municiones eran necesarias, pero su adquisición a gran escala no fue sencilla, ya que los estadounidenses requerían dinero en efectivo.
Con la confiscación de bienes a grandes terratenientes, la ganadería y algodón de la Comarca Lagunera estuvieron a su disposición para venderse y obtener capital. En su contra jugaba que los principales pasos fronterizos que facilitaban el comercio a través del ferrocarril estaban controlados por el ejército federal.
Por ello, a finales de 1913 controlar Ciudad Juárez se volvió fundamental para sostener al ejército y de paso dar un golpe categórico al presidente Victoriano Huerta. El problema radicaba en la gran guarnición federal de Chihuahua que se interponía en su objetivo, por lo que Villa decidió atacarla.
A sabiendas de la importancia de la plaza, el general huertista Salvador Mercado fortificó la ciudad y además fue apoyado por las tropas irregulares encabezadas por Pascual Orozco. Así, más de seis mil hombres tenían que ser derrotados por las fuerzas villistas para tomar Chihuahua. Por su parte, el Estado Mayor de Villa desaconsejó el ataque.
Pero el Centauro del Norte hizo oídos sordos y trasladó todos los efectivos disponibles desde Torreón. El 2 de noviembre solicitó la rendición a Mercado. Ante su negativa, el día 5 dispuso el avance sobre la ciudad con poco más de 5,500 efectivos. Fue parado en seco. En realidad, la situación estuvo al borde del desastre. Tras cuatro días de combate, el 8 de noviembre decidió retirarse.
En un plan de locura, dispuso engañar a los federales: dejó a la mitad de sus hombres amagando y con cerca de 2,500 partió sorpresivamente hacia Ciudad Juárez. En el camino capturó la estación ferroviaria de El Sáuz y cortó la comunicación telegráfica. Ahí, un tren carbonero proveniente de Juárez le dio una gran idea: descargar las toneladas de carbón y disponer en su lugar dos mil hombres.
El telegrafista capturado compartió las claves. Entonces, un juego de mensajes con Ciudad Juárez comenzó, procurando se autorizara el regreso de la locomotora. Fue un éxito. La madrugada del 15 de noviembre, los villistas salieron de los apretujados vagones y atacaron quirúrgicamente Juárez. En pocas horas pusieron fuera de combate a toda la guarnición.
Se escucha música de banda. Al amanecer, la ciudad es de Villa. Se confisca dinero y un extenso botín de armas. El Centauro comienza a pactar con los banqueros y comerciantes de El Paso. La División del Norte por fin consiguió su tan ansiada aduana al servicio de la guerra.
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El tren de troya villista toma Ciudad Juárez