Y fue ahí, en el último aliento del partido que el capitán y defensa brasileño, Carlos Alberto, dejó en evidencia que el llamado jogo bonito no era exclusivo de los delanteros. En una bella jugada colectiva, en la que Clodoaldo se escabulle de cuatro italianos, el balón llega a la estrella Pelé, quien, observando el marco, prefiere ser generoso y respetar el enorme recorrido de su capitán desde su propia área y le pone un formidable balón directo al área enemiga. Fue ese cañonazo el que dejó alucinado al público.
En 2002 la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociación ) propuso que, a través de su portal web, los aficionados al futbol pudiesen elegir el mejor gol del siglo XX durante un evento mundialista. Maradona fue el apabullante ganador, pues dos de sus anotaciones marcadas durante el mundial de México 1986 acumularon los votos para obtener el primero y segundo puestos. La mítica anotación contra los ingleses partiendo desde mitad de la cancha quedó en el imaginario global como la jugada y culminación perfecta. Es hasta la fecha un modelo que todo futbolista profesional sueña con imitar en un partido.
Resalta que dentro del grupo de las diez mejores anotaciones, nueve son entre 1986 y 1998. Es decir, dicha memoria futbolera “del siglo” en realidad se limitó casi totalmente a doce años, demostrando que los votantes prefirieron lo más reciente.
Curiosamente, de los diez seleccionados, el único gol que salió de esa temporalidad es también de un campeonato celebrado en nuestro país, pero en 1970. Y no, no es de Pelé.
Recordemos que en 1970 se transmitió por vez primera un mundial en directo a todo el mundo a través de la imagen en movimiento. Blanco y negro, con señal y calidad muy diferente a la actual. De a poco, los aficionados dejaron la radio para reunirse con quien tuviese televisor. Para la final ya se estimaba que fuese una de las señales más requeridas del planeta.
Así, el enfrentamiento entre Brasil e Italia tuvo enorme expectativa respecto a su calidad. Pelé no defraudó y al minuto 18 grabó en la red italiana que ya era una leyenda deportiva. Los minutos transcurrieron y los europeos se encontraron en una clara desventaja de 3 a 1 al minuto 71. Con todo, seguían compitiendo dignamente y cualquier cosa podía pasar si anotaban uno más.
Y fue ahí, en el último aliento del partido que el capitán y defensa brasileño, Carlos Alberto, dejó en evidencia que el llamado jogo bonito no era exclusivo de los delanteros. En una bella jugada colectiva, en la que Clodoaldo se escabulle de cuatro italianos, el balón llega a la estrella Pelé, quien, observando el marco, prefiere ser generoso y respetar el enorme recorrido de su capitán desde su propia área y le pone un formidable balón directo al área enemiga. Fue ese cañonazo el que dejó alucinado al público. Pocos lo vieron por su apabullante velocidad. La esférica curveó como pocas veces para derrotar al portero.
Era el minuto 86 y ya todos sabían que Brasil era campeón. Esa última anotación y ninguna más fue la recordada. El festejo del último gol quedó para siempre en los espectadores de 1970. Uno de los más bellos del siglo pasado.
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Otro golazo del siglo