La caricatura es un retrato del momento. En esta, el autor anónimo de El Tornillo muestra, en una instantánea de Día de Reyes, la conformación del poder institucionalizado en México, y también cómo la caricatura puede convertirse en un hecho premonitorio.

Son cuatro dibujos. En el primero, se mira el retrato del defenestrado presidente Pascual Ortiz Rubio sobre el zapato del general Lázaro Cárdenas; ese año, Ortiz Rubio se convertiría en presidente de México y acorde con los tiempos del Maximato, sería un títere más de Plutarco Elías Calles, según se murmuraba. En el segundo, un momento que parecía imposible y que se hizo realidad dos años después: el destierro del Jefe Máximo. El tercero, la utopía total: cortar las uñas del partido que ya mostraba sus garras de corrupción. Finalmente, el cuarto muestra el regalo eterno del pueblo: le pintaban violines, como siempre.

El Tornillo fue una de las pocas publicaciones que escaparon de la censura presidencial y es uno de los escasos periódicos que no cesaron su crítica al poder.

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Agustín Sánchez González. Historiador especializado en caricatura mexicana e investigador en el INBAL. Ha publicado una treintena de libros; entre ellos, Los humoristas gráficos y el exilio en México (2017), y Crímenes y horrores en el México del siglo XIX (2017). En 2019 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Cultural René Avilés Fabila.