“Soldados de la Federación, váis a presenciar mi muerte que ha sido mandada por el Gobierno y que así lo habrá querido Dios; no me arrepiento de lo que he hecho; mi intención era procurar el bien de los pueblos. Adiós Distrito de Tepic. ¡Muero como hombre!”. Estas fueron las últimas palabras de Manuel Lozada, el temido Tigre de Álica, antes de caer fusilado el 19 de julio de 1873. Tenía 44 años.