Historia y literatura de Joaquín Murrieta

Ricardo Cruz García

La versión norteamericana de la vida de Murrieta la relató John Rolling Ridge, descendiente de nativos cheroquis.

 

De lo que sí hay certeza es que John Rolling Ridge fue el primero en reconstruir la historia de Murrieta, aunque como también basó su relato en las noticias de prensa, su obra presenta contradicciones y datos insuficientes sobre su vida. Como bien señala Luis Leal, hay variadas versiones sobre la biografía del personaje; sin embargo, todas coinciden (a excepción de las chilenas) en que nació en Sonora, en los 1820 o a principios de la década de 1830. Por su parte, el investigador Manuel Rojas afirma que fue en 1828, en lo que hoy es el poblado sonorense de Trincheras (en cuya entrada actualmente se erige un busto del que es considerado héroe local).

Con más o menos inventiva, la mayoría de los relatos también convergen en que Murrieta salió de Sonora hacia 1848 o 1849, con miras a aprovechar la llamada fiebre del oro en California. Allí habría trabajado como minero. Según Ridge, también lo acompañaría su mujer Rosita Félix (en algunas versiones, Carmen o Carmela), quien sería ultrajada por unos mineros estadounidenses (en otras historias, ella es violada y asesinada), lo que desencadena la transformación de Murrieta, que de ser un hombre pacífico y bondadoso, se convierte, para unos, en un justiciero legendario que luchará contra el despojo de sus tierras y los abusos de los angloamericanos hacia los mexicanos y californianos de ascendencia hispana (poco años antes, también mexicanos), mientras que para otros representará el bandido sanguinario más temido en la región.

Las actividades delictivas de Murrieta y su banda llevaron a las autoridades californianas a organizar una campaña en contra de los Joaquines en mayo de 1853. Para ello, el gobernador ofreció una recompensa por su captura y se comisionó al capitán Harry Love para cumplir el objetivo. Así llegó el 24 de julio, cuando –de acuerdo con Luis Leal– cerca de Tulare Lake fue avistado un grupo de mexicanos sospechosos. Pronto, oficiales y bandidos pasaron de las palabras a los balazos. En el enfrentamiento cayó un hombre que se aseguró era el famoso Joaquín Murrieta, además de su cómplice Jack Tres Dedos, al parecer apodo de Manuel García.

Al hombre que fue identificado como Murrieta le cortaron la cabeza, para conservarla como evidencia de que en verdad se trataba del temido forajido. Lo mismo hicieron con la mano de Jack Tres Dedos. Conservada en whisky y luego en alcohol, la cabeza incluso fue expuesta al público en un salón de San Francisco. Sin embargo, como vimos antes, también se dijo que Murrieta en realidad no había muerto y que la testa era de Joaquín Valenzuela. De igual forma, poco después corrió la versión de que el líder de la banda había regresado a Sonora, donde supuestamente moriría años más tarde.

 

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Ricardo Cruz García. Egresado de la maestría en Historia por la UNAM, es profesor de la FES Acatlán de la misma institución. Se ha especializado en el estudio de la prensa mexicana y dedicado a la divulgación de la historia. Editor y colaborador en diversas publicaciones impresas y electrónicas, es autor de Nueva Era y la prensa en el maderismo (UNAM-IIH, 2013).

 

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Joaquín Murrieta