El 12 de diciembre de 1531, según los relatos tradicionales, la Virgen María se apareció al indígena Juan Diego en el cerro del Tepeyac y le mandó que le dijese al obispo de México, fray Juan de Zumárraga, que le erigiera un templo. El obispo le pidió a Juan Diego que le llevara una prueba. La Virgen, en una segunda aparición, le ordenó que cortara flores del lugar y las llevara el prelado, ambos se admiraron de que, al abrir la capa en las que la llevaba envueltas, milagrosamente apareciese una imagen que desde entonces se venera con el nombre de Nuestra Señora de Guadalupe.

El siglo XVIII marcó la declinación y desaparición de la piratería en San Francisco de Campeche.

Colonos ingleses se habían apoderado de la isla de Términos y atacaban cualquier navío que se acercaba.

De improviso, las naves dieron la vuelta hacia el paraje de Beque y los piratas comenzaron a saltar a tierra.

En el siglo XVII la piratería en el Caribe alcanzó su mayor desarrollo.

Puerto en el que hacía un alto la flota de Indias cargada de riquezas inconmensurables con destino a la metrópoli española.