Savia moderna

Una hazaña editorial revolucionaria
Julio C. Merino Tellechea

Durante los pocos meses de su intensa vida, esta revista se convirtió en el puerto de donde surcaron algunos de los primeros embates intelectuales en vísperas de la revolución. Sus jóvenes miembros comenzaron a derribar los anquilosados muros porfirianos y en el futuro serían protagonistas del nuevo México.

 

En marzo de 1906 salió de la imprenta de Ignacio Escalante el primer ejemplar de Savia Moderna. Sus fundadores, Luis Castillo Ledón y Alfonso Cravioto, le daban así vida a un espacio que daría cabida a innumerables ideas críticas que con el tiempo fomentarían una nueva visión sobre México.

Para realizarla convocaron a brillantes literatos y artistas jóvenes como Alfonso Reyes, Diego Rivera, Alfonso Caso, Pedro Henríquez Ureña, Saturnino Herrán, Roberto Montenegro, Alfredo Ramos Martínez, entre otros, quienes desplegaron esa activa y entusiasta labor creativa que marcó el siglo XX mexicano.

 

El preludio de una nueva era cultural

Desde su génesis, la publicación tuvo como principio contribuir a transformar aquel México que iniciaba el nuevo siglo, pues parecía que el ambiente nacional era inmutable, en medio de las reelecciones de Porfirio Díaz y la razón positivista del grupo de los Científicos, que se traducía en una política de administración pública sintetizada en el lema “Orden y Progreso”.

Los escritores exteriorizaron nuevas sensaciones en su lírica. Las preocupaciones sobre la vida y la muerte fueron motivos constantes en los poemas publicados en Savia Moderna, lo cual se convirtió en un reflejo del desasosiego moral y artístico de estos jóvenes. Ahí intentaron forjar una nueva poesía mexicana que no abusara de las formas, del lenguaje, y que continuara el movimiento literario que había tenido como antecedente a la Revista Azul y a la Revista Moderna. En suma, ellos abrieron una brecha poética en el siglo XX.

Todos se interrogaban sobre las tareas del nuevo siglo, cuestionaban la esencia humana y el significado del progreso. Incluso, se ponía en duda la libertad del escritor si su arte se desarrollaba a costa del Estado. También concebían que el intelectual debía ser un pensador que se rigiera por su propio albedrío, sin conveniencia, ya que su principal preocupación debía ser el arte en sí mismo.

Sus primeros ensayos filosóficos fueron los indicios de una nueva fuerza creadora, estética y crítica. Savia Moderna era un laboratorio del pensamiento que planteó una consciencia distinta para entender a la sociedad y a la civilización humana.

 

Esta publicación es un fragmento del artículo “Savia moderna” del autor Julio C. Merino Tellechea y se publicó íntegramente en la edición de Relatos e Historias en México, núm. 94.