El costo puede variar, pero hay que observar que algunas “marcas” venden mezcales baratos en su producción a precios exorbitantes, especialmente en zonas turísticas. Aunque el mezcal legítimo embotellado y etiquetado no es barato.

Un buen mezcal es incoloro, o sea joven, y la etiqueta debe indicar:

•• Que es 100% agave.

•• Que tenga como mínimo 42% de volumen de alcohol.

•• La variante de agave o tipo de mezcal (espadín, tobalá, madrecuishe, arroqueño, etcétera), o la combinación de mezcales.

•• Mejor aún si indica el nombre del maestro o maestra mezcalera y el pueblo en que se produjo.

•• Porque la producción de mezcal artesanal es pequeña, también las botellas deben ser numeradas, de un lote de menos de mil.

Al agitar un poco la botella se debe formar un “cordón de perlas” en la superficie (burbujitas unidas en la circunferencia de la botella). Las burbujas deben permanecer por lo menos dos segundos y tener un buen tamaño. Eso no sucede en mezcales reposados o añejados, es decir, no blancos.

Es recomendable en un bar pedir ver la botella antes de servirla. Si es una mezcalería sin etiqueta, vale la pena preguntar qué tipo de mezcal es y su procedencia, y verificar que el vasito se impregna en las paredes y forma un “cordón de perlas” al moverlo un poco. Saboréelo. Deben emerger los sabores de la planta y el sabor ahumado.

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