Carvajal y de la Cueva negoció con el rey Felipe II las capitulaciones para conquistar y colonizar el noreste novohispano, a fin de fundar el Nuevo Reino de León y con el compromiso de lograr que los indios quedaran bajo “obediencia nuestra”.
Era la década de 1570 y Luis de Carvajal y de la Cueva iniciaba su ascenso en la política de la región noreste de Nueva España, de la cual aún faltaba mucho por explorar y someter a nombre de la Corona española. Con el respaldo del virrey Martín Enríquez de Almansa, en esos años se desempeñó como corregidor en la zona y participó en expediciones y campañas militares en las que el interés principal era encontrar y controlar regiones mineras. Asimismo, como funcionario, tuvo presencia importante en la Huasteca y en Pánuco.
En aquel tiempo, el noreste novohispano aún no era dominado por los españoles y las implacables rebeliones indígenas complicaban todavía más la misión de explotar los recursos mineros y controlar los caminos para su traslado. Por ello, Carvajal regresó a España con la intención de negociar el apoyo de la Corona a su proyecto de conquista y colonización de tierras norteñas, más allá de la región minera de Mazapil (hoy parte de Zacatecas).
En 1579 logró el respaldo del rey Felipe II a su plan, bajo el compromiso de pacificar la región y lograr que los naturales que habitaban en ella se sometieran a la Corona. A cambio, le otorgaba el título de gobernador y capitán general “de las provincias y tierras que hay desde el puerto de Tampico, río Pánuco y en las minas de Mazapil, hasta los límites de la Nueva Galicia y Nueva Vizcaya y de allí hacia el norte, lo que está por descubrir de una mar a otra, con que no exceda de 200 leguas de latitud y otras 200 de longitud, que se llame e intitule el Nuevo Reino de León”, como ha referido la historiadora Valentina Garza Martínez.
De Portugal a Nueva España
Luis de Carvajal y de la Cueva había nacido en 1537 en la villa de Mogodorio (o Mogadouro), al noreste del reino de Portugal, en la actual zona fronteriza con España, a donde su familia se mudaría poco tiempo después. De acuerdo con el investigador Samuel Temkin, trabaja como tesorero para la Corona portuguesa y en 1564 se casa en Sevilla con Guiomar Núñez. Tres años más tarde, viaja por primera vez al continente americano en la flota que se dirige a Nueva España.
Tras las capitulaciones de Felipe II que le permitían explorar y conquistar las tierras del noreste novohispano sobre las que fundaría el Nuevo Reino León, Carvajal reclutó a un grupo de familias y personas dispuestas a seguirlo en su aventura de colonizar dicha región, entre ellos su hermana Francisca Núñez y varios sobrinos, incluido Luis de Carvajal, conocido como el Mozo para distinguirlo de su tío, el Viejo.
Con las decenas de personas que logró reclutar, partieron en junio de 1580 y llegaron a Tampico a finales de agosto, aunque la misión tardó en empezar un poco más de lo pensado, pues en Nueva España había un nuevo virrey, Lorenzo Suárez de Mendoza, conde de Coruña, y Carvajal tuvo que viajar a la Ciudad de México para presentar las capitulaciones ante el gobernante.
Guerra y disputas por el territorio
La empresa de Carvajal enfrentó varios obstáculos más desde el inicio, en especial debido a las disputas por poder y territorio que lo confrontarían con el gobernador y soldados de Nueva Vizcaya, que ya controlaban buena parte del noroeste novohispano. Pese a ello, en 1580 y desde Tampico (su centro de operaciones en la Huasteca), inició su campaña de exploración y, a finales de ese año, llegaron a un sitio serrano que llamaron Nuestra Señora de los Remedios, donde se asentaban las minas de San Gregorio que Alberto del Canto, a nombre de Nueva Vizcaya, había descubierto tiempo antes. Al parecer, esto no le importó. De hecho, allí encontró a un hombre llamado Diego de Montemayor y lo nombró su tesorero, aparte de que lo comisionó para explorar nuevas tierras en la región. Más tarde, también se uniría a sus filas Gaspar Castaño. De ese modo, los tres fundadores de lo que sería Monterrey se hallaron en el noreste novohispano cuya conquista encabezaba Carvajal.
El otro gran impedimento que encontró don Luis fue la resistencia indígena al control del territorio que esos grupos habitaban desde hacía tiempo. Si bien hubo intentos de negociar una paz con ellos, estos no fructificaron, por lo que Carvajal emprendió una guerra que causó graves estragos a la población originaria y que incluyó el prendimiento de indios para su venta como esclavos, de lo cual el portugués obtuvo cuantiosos beneficios económicos.
Más tarde, el abuso y la esclavización de los indígenas –que estaba prohibida por la Corona– se convirtió en un elemento central de las acusaciones contra Carvajal, que en el fondo también pretendían limitar su poder y expansión territorial. También lo denunciaron por invadir jurisdicciones de Nueva España (entiéndase Nueva Vizcaya).
Pese a que Carvajal y sus hombres fundaron varias villas en el noreste y lograron un incipiente poblamiento, los conflictos con las autoridades virreinales y la guerra indígena que no cesaba provocaron poco después el abandono de dichos asentamientos de Nuevo León.
La estocada final llegó cuando se agregó la acusación por judaizante ante la Inquisición. Si bien no se registró que Carvajal profesara la religión judía, se le sentenció por encubrir a su familia –entre ellos su sobrino el Mozo–, que sí lo hacía. Como ha sugerido Valentina Garza, detrás de ese juicio probablemente hubo un interés político de los jefes y grupos de expedicionarios que se disputaban el control del territorio y rutas comerciales en el norte novohispano y querían limitar la expansión del Nuevo Reino León. Si esa era su intención, lo lograrían en parte: Carvajal nunca regresaría a esa región, pues murió en la cárcel entre 1590 y 1592.
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Luis de Carvajal y de la Cueva