Desde el siglo XIX, los caricaturistas criticaban la sumisión de los poderes Legislativo y Judicial ante el Ejecutivo. Este cartón de Jesús Alamilla es un ejemplo de 1875, durante la presidencia de Sebastián Lerdo de Tejada. Representa una escuela de legisladores en la que se enseña la regla principal: para ser diputado es necesario aprender a decir sí o no cuando lo ordene el gobierno. En el siglo XX, tal situación se reflejaría en el viejo chiste que definía al presidencialismo mexicano: cuando el mandatario en turno decía “¿qué hora es?”, debía contestarse: “La hora que usted diga, señor presidente”.
Para leer este y otros relatos, adquiere nuestra edición 184 de febrero de 2024, impresa o digital, disponible en nuestra tienda virtual, donde también puedes suscribirte.