La música creada por estos talentosos artistas contenía en su esencia energía y frenetismo dirigido a los jóvenes. Eran letras que abordaban las ideas y anhelos propios de su edad. Esto tomó por sorpresa al mundo y demostró que la juventud era capaz de gastar mucho más dinero en sus músicos favoritos como nunca se había visto, lo que ayudó al crecimiento global de la industria musical.
Hubo un momento en la historia del mundo en que, en una sociedad dirigida de manera incuestionable por los adultos, un cuarteto de jóvenes ingleses con cualidades geniales decidió combinar sus talentos y formar la primera banda de rock que creaba todas sus letras y música. Desde su primer sencillo grabado en 1962 hasta su último intento de trabajar juntos en 1969, los discos de John, Paul, George y Ringo –sus integrantes– se convirtieron en objetos del deseo tanto para los escuchas que se dejaban llevar por sus contagiosas melodías o estilo irreverente, como para los más académicos y exigentes, quienes buscaban como arqueólogos cualquier manifestación creativa que explorara sonidos jamás escuchados.
The Beatles tenía muchas características que ninguna otra banda poseía. Una de las más importantes era su deseo de reinventarse en cada producción, obligándose a buscar sonidos en donde ningún otro músico había explorado. A ello sumaban la fortuna de que se manejaban como cuatro individuos con sus propias inquietudes, lo que permitía diversificar aún más sus proyecciones hacia el mundo. Con esta agrupación se tenía la certeza de que ofrecería siempre algo nuevo.
En la rebeldía tan natural de The Beatles convergían generaciones de familias que estaban cansadas de las crisis económicas y sociales de la posguerra. A ello se sumaba que los gobiernos del orbe ejecutaban políticas que favorecían a los adultos sin tomar en cuenta a los jóvenes, ya que la estructura social de aquellos días dictaba que estos se debían dirigir y controlar, haciendo a un lado lo que querían ser para convertirse en lo que debían ser. Por suerte y también por apoyos institucionales, el Cuarteto de Liverpool –de donde eran originarios– pudo estudiar y obtener grados escolares, lo que les abrió las puertas fuera de casa y sus mentes al universo entero.
La música creada por estos talentosos artistas contenía en su esencia energía y frenetismo dirigido a los jóvenes. Eran letras que abordaban las ideas y anhelos propios de su edad. Esto tomó por sorpresa al mundo y demostró que la juventud era capaz de gastar mucho más dinero en sus músicos favoritos como nunca se había visto, lo que ayudó al crecimiento global de la industria musical.
Los Beatles reinventaron el mundo sin ser esa su intención, ya que con el ejercicio de permitirse ser como ellos querían, lograron el éxito a niveles jamás vistos, dando pauta para que los jóvenes imitasen no solo su música, sino su actitud hacia la vida, comprometiéndose a pelear por sus ideales incluso a costa de sus propias existencias, demostrándole a la humanidad que tenían algo que decir, algo que exigir. Esas demandas frente a un sistema que no los consideraba dio fondo y forma a lo que hoy es imperceptible como parte de la vida cotidiana.
La música tiene la cualidad de entretener al mundo, pero lo puede transformar cuando se crea como una obra de arte. Eso pasó con The Beatles.