Manuel Gutiérrez Zamora fue el primer gobernante mexicano en aplicar la Ley de nacionalización de bienes eclesiásticos –promulgada por Juárez–, al hacerla efectiva en el puerto de Veracruz el mismo día en que fue expedida, 12 de julio de 1859.
Durante la Guerra de Reforma (1857-1860), el gobierno del presidente Benito Juárez se refugió en el puerto de Veracruz, donde finalmente logró hacerse fuerte y expedir algunas de las leyes más importantes de la agenda liberal, como la de la nacionalización de bienes eclesiásticos o la que trata de la libertad de cultos, lo cual fue posible, en parte, gracias al decidido apoyo del entonces gobernador del estado de Veracruz: Manuel Gutiérrez Zamora.
Nuestro personaje nació en el puerto de Veracruz el 24 de agosto de 1813. Fue hijo de un español y una criolla de Guanajuato; ambos, con buena posición económica. Pasó parte de su infancia y juventud en Estados Unidos, por lo que las vicisitudes de la Guerra de Independencia no tocaron a su ámbito familiar. En 1833 regresó a México para, con veinte años, ingresar al Colegio Militar como cadete, aunque pronto dejó los cuarteles para iniciarse en los negocios y la administración pública.
Con veinticinco años, ocupó algunos cargos, primero como regidor y después como alcalde en su ciudad natal. También retomó el camino de las armas, como oficial de la Guardia Nacional de la que era mayor en los años de la invasión estadounidense, durante la cual participó en la defensa del puerto de Veracruz en marzo de 1847. Más tarde, se unió a la Revolución de Ayutla (1854-1855) y apoyó a su paisano Ignacio de la Llave; tras el triunfo liberal se reincorporó a la Guardia Nacional con el rango de coronel, el cual conservaría hasta su muerte.
En 1857 fue elegido gobernador de Veracruz y al estallar la Guerra de Reforma se decantó brevemente por los partidarios del Plan de Tacubaya que desconocía la Constitución, pero la intervención de su amigo y antiguo jefe Ignacio de la Llave lo inclinó a cambiar su postura. Luego se declaró a su entidad partidaria de la legalidad constitucional y del gobierno de Juárez, a quien ofreció asilo en el amurallado puerto, mismo que reforzó gracias a un préstamo que obtuvo tras poner sus bienes personales como garantía. Dos veces se vio sitiada la República en Veracruz durante la guerra, pero en ambas logró repeler al enemigo, que no logró tomar el puerto. El triunfo liberal consumado en Calpulalpan el 22 de diciembre de 1860 mucho le debe a esta figura política.
En enero de 1861, Gutiérrez Zamora contrajo una disentería que lo llevó a la muerte el 21 de marzo siguiente. Sobre él escribió José P. Rivera en el libro Liberales ilustres mexicanos, publicado en 1890: “Los jefes del partido reaccionario [...] le enviaron un comisionado y éste en nombre de aquéllos le propuso que pidiera una licencia para separarse del gobierno del Estado por tres o cuatro meses; que de aceptar tenía a su disposición la cantidad que señalara en el Banco de Europa que mejor quisiere. Zamora contestó: ‘Yo doy el doble si no se me vuelven a hacer semejantes proposiciones’”.
El artículo "Manuel Gutiérrez Zamora" del autor Luis A. Salmerón se publicó íntegramente en Relatos e Historias en México, número 104.