En 1964, el público mexicano recibió con escepticismo la nueva película del ya para entonces consagrado director Roberto Galvadón, en buena medida influido por los comentarios de la crítica especializada publicados en la prensa, los cuales aseguraban que El gallo de oro reunía las peores características de la cinematografía nacional de su tiempo. El filme se basó en la novela corta del mismo nombre escrita por Juan Rulfo apenas unos años después de El llano en llamas (1953) y Pedro Páramo (1955), pero publicada hasta 1980 como El gallo de oro y otros textos para cine. De este escrito característico del realismo mágico, además, atestiguamos este año su estreno como serie de televisión.
Al tiempo revalorizado favorablemente, El gallo de oro de Gavaldón tuvo entre sus guionistas a dos jóvenes escritores que años después serían dos íconos de la literatura hispanoamericana: Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes. El primero de ellos, además, ese mismo 1964 actuó en la cinta dirigida por Alberto Isaac, En este pueblo no hay ladrones –basada en una historia del propio colombiano– junto a un celebre reparto en el que destacaron un Luis Buñuel empulpitado, la pintora Leonora Carrington rezando en la iglesia de San Francisco (Coyoacán), los artistas plásticos Alberto Gironella y José Luis Cuevas, así como un veinteañero Carlos Monsiváis.
A propósito de Monsiváis, quien obtuvo gran reconocimiento desde que dio sus primeros pasos como escritor en las revistas Medio Siglo y Estaciones, y luego siendo el director del suplemento “La Cultura en México” de Siempre!, el cine nunca le fue ajeno; y no solo por sus notables volúmenes en la materia o sus decenas de críticas publicadas en la prensa, sino también por los guiones de México de mis amores (1979), Fonqui (1985) y Víctimas del pecado neoliberal (1995). El primero de ellos, quizá el más notable, es un recuento lúdico del cine mexicano a través de sus cintas y protagonistas; “es una delicia ver a todos esos personajes [como Sara García] hablar bajo la luz de la pluma monsivaiana”, escribió el especialista Andrés Vela.
De Monsiváis también fue célebre su interpretación de un Santa Clos borracho en el exitoso filme Los caifanes de 1967, en cuyo guion participó Carlos Fuentes, que para entonces ya era un referente de la literatura latinoamericana gracias a sus novelas publicadas la década anterior. Además, en este mismo año Fuentes coescribió el guion de la película Pedro Páramo. Sin embargo, este filme fue un fracaso con más de un desacierto, como la elección del actor estadounidense John Gavin en el estelar, quien “jamás pudo con el personaje”, como expresó el actor Ignacio López Tarso. La ambiciosa cinta fue al Festival de Cannes sin pena ni gloria y Carlos Fuentes quizá tuvo que “torear” también las severas críticas a la adaptación.
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