Juan Rulfo

  • Los grandes escritores van al cine

    Los grandes escritores van al cine

    El gallo de oro y otros célebres guiones (parte 1)

    Marco A. Villa

    En 1964, el público mexicano recibió con escepticismo la nueva película del ya para entonces consagrado director Roberto Galvadón, en buena medida influido por...

  • Anécdotas de Juan Rulfo

    Anécdotas de Juan Rulfo

    (Segunda parte)

    Ricardo Lugo Viñas

    En vida el enorme Juan Rulfo, acaso el escritor más valorado de la narrativa mexicana del siglo pasado, no escapó de dicho tormento propio de la supervivencia y la vida literaria y practicó toda suerte de oficios, algunos de ellos –se podría decir– los menos literarios del mundo. En un principio, sus obras –que hoy se venden como el pan caliente– carecieron de fama y fortuna. Su libro de cuentos lo regalaba de mano en mano, entre amigos y familiares, y su novela fue unánimemente mal recibida por la crítica mexicana. Ambos, pues, resultaron verdaderos fracasos comerciales.

  • ¡A esconderse, que ahí viene la basura!

    ¡A esconderse, que ahí viene la basura!

    Juan Rulfo (primera parte)

    Ricardo Lugo Viñas

    En septiembre de 1953 apareció en los escaparates de todas las librerías de la Ciudad de México El llano en llamas, primer y único libro de cuentos del escritor jalisciense Juan Rulfo (1917-1986), publicado por el sello editorial Fondo de Cultura Económica en su colección Letras Mexicanas. Dos años más tarde, en 1955 y bajo el mismo sello, se publicó la que también sería su primera y única novela, Pedro Páramo, que originalmente llevó los tentativos títulos de Una estrella junto a la luna y Los murmullos.

  • Jorge Luis Borges vino a México a “platicar”

    Jorge Luis Borges vino a México a “platicar”

    Ricardo Lugo Viñas

    Era la primera vez que Borges se encontraba en nuestro país. Había sido convencido por el escritor e investigador Miguel Capistrán para que, finalmente, visitara México, con la intención de recibir un simbólico reconocimiento literario que había sido creado para que él fuera el primero en recibirlo, pues llevaba el nombre del que consideraba uno de sus más íntimos amigos y maestro: el Premio Internacional Alfonso Reyes.