A la llegada de los españoles, los pueblos mesoamericanos eran dueños ya de un gran conocimiento sobre la tecnología para elaborar vinos de frutillas silvestres y de uva cimarrona, además sabían obtener aguardiente por evaporación extraído de agaves como el “pulquero” y el hoy conocido científicamente como Azul tequilana Weber. Pero eso no era todo en materia de producción etílica, también manejaban a la perfección bebidas fermentadas del maguey pulquero, de la tuna, las ciruelas, la piña, el acachul, el capulín, la miel de abeja, la miel de caña de maíz y del propio maíz; este era el panorama en la producción de alcoholes, que tenían entre estos pueblos usos gastronómicos, enológicos y fundamentalmente medicinales.
Por supuesto, el primer gran descubrimiento en materia de bebidas espirituosas fue el pulque, producto milenario que se remonta a los primeros días del sedentarismo de otomíes, chichimecas y nahuas, quienes al descubrir aquel fruto lechoso llamado “tlachique”, le dieron otra concepción a su forma de vida.
Desde la gestión virreinal del conde de Revillagigedo, se dio el mandato de prohibir la fabricación, distribución y consumo de aguardientes, vinos, licores y cualquier tipo de fermento alcohólico, debido a que afectaba a la producción y exportación de la península española. El pueblo, arraigado ya en un concepto de mestizaje y mexicanidad, hizo caso omiso de tal decreto y buscó de inmediato sustitutos etílicos, un tanto vernáculos, utilizando productos de la tierra. De esta manera, a finales del siglo XVIII surgió primero el tepache y luego el popular “chinguirito”, bebida elaborada con pulque, aguardiente de caña o mezcal que llegó a gozar de gran popularidad hasta muy entrado el siglo XX. Pero fue necesario que otros estamentos sociales menos pauperizados, como rancheros, caporales y comerciantes también tuviesen para su consumo bebidas menos ríspidas; entonces, la elaboración de mezcal, aguardiente de agave que se procesaba por doble destilación en casi todo el entorno de Tequila, Jalisco, adquirió jerarquía por su calidad de producción, reposo y decantación, con una diferencia notable frente a la manera de fabricar y comercializar otros tipos de mezcales a lo largo de todo el territorio mexicano.
Desde el punto de vista industrial, el tequila comenzó su auge en la segunda mitad del siglo XIX, a partir de la fundación de “La Rojeña”, empresa de Nicolás Rojas, que poco tiempo después compró Jesús Flores. Fue este el momento en que el tequila de calidad se encumbró; dicha fábrica luego fue legada a José M. Cuervo.
En cuestión de bebidas espirituosas, el siglo XIX fue crucial para el crecimiento sin precedentes, en la enología casera y en las industrias formales, de los fabricantes de cerveza, aguardiente de caña, fermentos de uva y ciruela pasa. Sin olvidar las infusiones en caliente o frío que proliferaron en casi todo México desde mediados del siglo XVIII, tomando diferentes nombres: en Toluca se les llama mosquito; en Huauchinango, en la sierra norte de Puebla: huiquiño, acachul y chumiate de capulín; guasimo en Tabasco; mistela y xtabentún, en Yucatán; licor de mandarina en San Miguel y Dolores Hidalgo; jobo, en Chiapas y Veracruz; sangre de Baco y sangre de pichón en Guerrero y Veracruz; mezquite en Guanajuato.
La cerveza fue conocida en México desde principios del siglo XVI. A partir de 1920 se propició el desarrollo de esta bebida con el crecimiento de las industrias Cuauhtémoc, en Monterrey, y Cervecería Moctezuma en Orizaba, ambas fundadas a finales del siglo XIX. Sin embargo, simultánea al éxito y consumo de cerveza, estuvo de moda la venta a granel de tequila y mezcal, que durante esta época tuvieron cierta decadencia debido al desorbitado consumo de rones, cervezas, habaneros e infusiones locales, es decir, licores que hoy día forman parte de la “enología casera” de ciertos lugares de nuestro país.
Algunas bebidas de origen prehispánico que siguen vigentes |
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NOMBRE |
COMPOSICIÓN |
ORIGEN |
Chileatole |
Maíz fermentado, producido con chile y sal |
Puebla y Tlaxcala |
Menjengue |
Pulque, maíz, plátano y piloncillo |
Querétaro |
Pulque |
Aguamiel del agave (específicamente el salmiana o pulquero) fermentado |
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Sotol |
Tipo de mezcal, fabricado con un agave silvestre llamado “sereque” o “sotol” |
Chihuahua |
Tecuín |
Maíz germinado, hecho fermentar con miel de tuna |
Zacatecas y Sonora |
Tesgüino |
Maíz fermentado con piloncillo |
Jalisco, Chihuahua y Nayarit |
Xtabentún |
Licor de anís fermentado con miel de abejas alimentadas con la flor de xtabentún |
Yucatán |
Zacualpan |
Fermentado con destilación de la caña de maíz |
Oaxaca, Morelos, Guerrero, Puebla y Veracruz |
Zambumbia |
De origen indo-español, con cebada triturada y fermentada con piloncillo |
Casi todo el centro de México |
Zendecho |
Maíz machacado, frutas, especies, yerbas finas y pulque |
Distrito Federal |
Esta publicación es un fragmento del artículo “Bebidas espirituosas tradicionales” del autor Jesús Flores y Escalante y se publicó íntegramente en la edición de Relatos e Historias en México, núm. 35.
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