Zachary Taylor, de “héroe de la guerra contra México” a aspirante presidencial

Ahmed Valtier y Edmundo Derbez García

En 1846 la primera fuerza de invasión estadounidense llegó a Monterrey bajo el mando de Zachary Taylor. Después de las batallas de septiembre de ese año, el oscuro general de la frontera fue tratado por los políticos como “el héroe de la guerra con México” para proyectarlo como candidato a la presidencia de Estados Unidos. Pero los votantes no conocían ni su aspecto físico y algo se tenía que hacer al respecto mientras estaba en su carpa militar en Monterrey.

 

Un nuevo héroe

Walnut Springs se convirtió en un sitio familiar para el público estadounidense gracias a los impresos que reproducían constantemente los comunicados de Taylor, a cuya carpa en el Nogalar comenzaron a fluir reconocimientos y obsequios. En noviembre de 1846, por ejemplo, los ciudadanos del condado de Jefferson, Kentucky, le enviaron una jarra de plata. Asimismo, la legislatura de Luisiana autorizó una espada de presentación. En el Congreso en Washington, una resolución de agradecimiento y una medalla de oro fueron aprobadas y enviadas al Nogalar.

La necesidad política de impulsar a este nuevo héroe, cuyo rostro y fisonomía eran prácticamente desconocidos en las ciudades de Estados Unidos, trajo a distintos artistas al bosque de Santo Domingo para retratarlo. De Filadelfia llegó el pintor Jesse Atwood, quien realizó un cuadro que –como le dijo el general en una carta a su yerno, el doctor R. C. Wood– era “el primero tomado de mí por algún artista”.

Philippe Garbeille, escultor francés radicado en Luisiana, fue comisionado por el Consejo de las Artes de Nueva Orleans para ejecutar un busto del “viejo rudo y listo”, como fue llamado popularmente Taylor. Sin embargo, en su camino a Monterrey, el artista fue asaltado por un grupo de “rancheros mexicanos” que le robaron incluso el yeso que traía para realizar la escultura. Más tarde, dos ayudantes del general encontrarían una piedra local con la suficiente calidad para hacer un nuevo yeso y cumplir su cometido.

El famoso cuadro para la campaña

Mientras la invasión a México cambiaba el frente de guerra con el asalto a Veracruz y el general Winfield Scott avanzaba hacia la capital de México, el partido Whig fijó sus miras e intereses en Taylor, quien languidecía con su ejército en el norte de México.

En Estados Unidos prevalecía una larga tradición de impulsar a exitosos militares en la política y varios habían llegado a la Casa Blanca. Para el partido Whig –opuesto al Demócrata del presidente Polk–, un héroe de la guerra contra México podría sustituir a su viejo líder Henry Clay, quien, a pesar de haber sido candidato en varias ocasiones, nunca llegó a ser presidente. Surgieron entonces clubes políticos a favor de la candidatura de Taylor e incluso uno de los principales líderes Whig, el senador John J. Crittenden, de Kentucky, empezó a dirigir sus cartas al Nogalar para manifestar abiertamente su apoyo a tal propuesta.

En este contexto, en el verano de 1847, el editor y periodista Whig de Virginia, Robert H. Gallaher, se adelantó a los miembros de su partido. Dueño del periódico Richmond Whig, buscó a un pintor para enviarlo al Nogalar y elaborar el retrato que daría a conocer la imagen de Taylor. Para ello, contrató al mejor retratista de Richmond, el joven inmigrante británico William Garl Brown Jr.

En Nueva Orleans, Brown abordó un vapor que lo llevó al pequeño puerto de Brazos Santiago, en Texas. Transportó en mula enseres y materiales de pintura, y por tierra siguió hacia Matamoros. Luego bordeó el río Bravo hasta Camargo, Tamaulipas, para llegar a Monterrey el 10 de junio de 1847.

El pintor fue recibido por Taylor en el Nogalar y, encantado por la escena en el bosque, Brown prefirió no realizar el clásico estudio de retrato, sino aprovechar aquel fascinante paisaje y pintar al general en su tienda de campaña rodeado por su Estado Mayor. El artista trabajó durante dos meses, “laboriosa y diligentemente” –como escribió el mayor Joseph Eaton, ayudante de Taylor–, con sus pinceles en un lienzo de 74 por 92 centímetros montado sobre madera.

En el cuadro, Taylor aparece muy natural, con sus sempiternos tirantes blancos y su viejo saco “que parecía haber sido usado en media docena de campañas”. A su lado está el mayor Bliss, su hombre de confianza, impecable con su uniforme (por lo cual era llamado “perfecto Bliss”). También están el capitán Braxton Bragg, su mejor artillero, y el jefe de ingenieros, Joseph K. Mansfield quien, a pesar de haber sido herido seriamente en la batalla de Monterrey, se encuentra ya en pie. Estos oficiales también cobraron popularidad como héroes de la guerra; de hecho, bases militares de Estados Unidos hoy llevan sus nombres.

De igual forma, lo acompañan el mayor Joseph Horace Eaton (convertido en pintor después de la guerra); su cirujano Presley H. Craig; el capitán Robert S. Garnett, sentado en una silla plegadiza y que murió como general en la Guerra Civil de Estados Unidos. Asimismo, se halla el coronel Monroe, artillero, recargado en uno de los postes de la tienda y leyendo un periódico.

El artista incluyó también, como el número 13 de los presentes, al caballo de Taylor, Old Whitey, que fue popularizado en las crónicas de los corresponsales de guerra como el corcel de las batallas de Monterrey y de La Angostura. El ordenanza Bingham sostiene fijo al caballo para el retrato.

En cambio, no están los generales Twiggs, Worth ni Butler, quienes fueron enviados a apoyar a Scott en la ocupación de la Ciudad de México.

El general pareció quedar tan complacido que expresó en una carta: “[el cuadro] que acaba de ser terminado por el Sr. Brown, dicen los que entienden o son jueces de tales asuntos, que será considerada como una buena pintura por conocedores”.

Concluida su comisión, Brown partió del Nogalar el 13 de agosto, no sin antes solicitar algún documento que le permitiera dejar fuera de duda que el personaje retratado era Taylor. La petición fue turnada al mayor Eaton, quien escribió: “contento de poder decir que el Sr. W. G. Brown, artista de Richmond, Virginia, ha permanecido en el Cuartel General del Ejército [...] ocupado en pintar el retrato del Mayor General Taylor y los miembros de su Estado Mayor, y así como también en la ejecución de una vista del Cuartel General”.

La pintura resultó ser todo un éxito en las ciudades donde fue exhibida, como Washington, Baltimore y Nueva York, lo que incrementó la popularidad y prestigio del “héroe de la guerra con México” y la reputación del artista. En algunos sitios, por solo 25 centavos se podía ver el cuadro Zachary Taylor en el Nogalar, lo que incluía un volante impreso que especificaba quién era cada uno de los personajes que aparecían en este.

El famoso empresario circense P. T. Barnum ofreció mil dólares por la renta mensual del cuadro al editor Gallaher (su dueño) para exhibirlo en su circo, pero la propuesta fue rechazada. Pese a ello, durante la campaña política en favor de Taylor, la pintura se convirtió en una de las más representativas del general y en una de las más icónicas de la guerra contra México.

 

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El candidato Zachary Taylor