Excéntrico, cándido, pero sobre todo un estricto profesional, el elegante modisto parece gozar de gran aceptación entre las mujeres de la clase alta mexicana.
“Bueno, no soy presumido, pero Dios sabe que me sobran motivos para serlo. Tengo que confesarle, sin falsa vanidad, que soy el único modisto avant-garde y pertenezco a la nouvelle vague […]. Mis telas y estampados me los hace Cuevas, mis spots me los escribe Monsiváis y mi boutique es el santuario de la Zona Rosa. Me llaman el caifán de los plisados”. Y ante tal presentación, solo queda pensar que D’Maurice era una exitosa figura del gremio de diseñadores de moda… o tal vez solo el más vanidoso.
Excéntrico, cándido, pero sobre todo un estricto profesional, el elegante modisto parece gozar de gran aceptación entre las mujeres de la clase alta mexicana. Jóvenes y no tanto, extranjeras, nacionales, bailarinas y más, todas quedan cautivadas por su buena mano para el corte y confección de sofisticados textiles. Por algunos de sus atuendos –pese a ser señalados por la competencia como imitaciones de pasada tendencia europea– se ofrecen altas sumas de dinero en las subastas, aunque a veces “infladas” por su bella palera.
Pero D’Maurice tiene un secreto más: no es el homosexual que aparenta. Sin embargo, se vale de ello para acercarse a las clientas, tocarlas y de vez en cuando seducirlas. Por supuesto que ello también le acarrea diferencias o líos con algún marido o pareja, pero nada que lo ponga en riesgo; además, tiene el ingenio y los aliados para revertir cualquier situación ante sus hostigadores, ayudado por la bella mesera de una sucursal del Denny’s.
Enredos, coqueteo y romance son también parte de la trama de Modisto de señoras, una comedia ligera dirigida por el joven René Cardona Jr. y protagonizada por el tamaulipeco Mauricio Garcés. Para el momento de su estreno a fines de los sesenta, Garcés contaba ya con una consagrada trayectoria en el cine que había empezado hacía casi dos décadas, cuando participó en La muerte enamorada (1950) al lado de Miroslava.
El Zorro Plateado, como llamaban al norteño, gozaba de una gran fama como galán seductor, por lo que su papel en este filme fue para algunos una extensión del comportamiento habitual que mostraba dentro y fuera de la pantalla grande. Pero tal caracterización fue cincelándola desde que comenzó a participar en la XEW –adonde llegó como vendedor de publicidad antes de dar el salto a los programas radiofónicos–, pasando luego por la naciente televisión y el teatro.
Con este papel, además, muchos recuerdan los orígenes del actor, pues sus padres, luego de migrar a Tampico en la década de 1920 provenientes del Líbano, comenzaron sus negocios textiles haciendo, entre otras cosas, uniformes para los petroleros. Al paso de los años y ya constituidos como empresa, la familia mudó a la capital del país, estableciéndose por los rumbos de La Merced.
Pero a pesar de la gama de destacados papeles del “galán de la suprema gracia”, no pocos coinciden en que Modisto de Señoras es uno de sus mejores trabajos y por eso se lo recomendamos aquí, esperando que lo disfrute.
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Modisto de señoras