Las bajas totales de la Decena Trágica sumaron alrededor de dos mil personas. A ellas se agregarían los asesinatos del presidente Madero y el vicepresidente Pino Suárez.
La labor de los servidores sanitarios en los hospitales fue relatada por los testigos y constantemente en la prensa, que llegó a elevar la actividad médica en esa condición de crisis a un nivel de santidad:
“En la sala de operaciones blanca como un lino, los sacerdotes de la ciencia, con todo desinterés, introducen gasas, abren músculos, inyectan con suero artificial y cocaína; manos de mujer ponen, compasivas, vendas en aquellos cuerpos morenos.”
Los cálculos sobre los heridos que fueron atendidos en hospitales, realizados por testigos y la prensa días después de finalizada la Decena Trágica, son variados, inexactos y en muchos casos inexistentes para ser verificados. Sin embargo, según los reportes de las instituciones médicas, en el Hospital Morelos se atendieron del 9 al 28 de febrero a 143 personas, mientras que el Hospital Militar atendió a 187 del 9 al 19 de febrero. Asimismo, el médico Manuel S. Soriano, jefe de la Sección de Estadística del Hospital Juárez, informó que entre el 9 y el 28 de febrero se atendieron a 161 heridos, de los cuales fallecieron 35.
Por otro lado, la actividad de los servidores sanitarios en la Cruz Blanca Neutral y la Cruz Roja Mexicana fue importante desde el primer día, con una actividad incansable de los médicos, enfermeras, practicantes y voluntarios, afiliados o no, que se dedicaron a atender a los heridos arriesgando sus vidas. Por ejemplo, entre el 9 y 14 de febrero, la Cruz Blanca estableció catorce puestos de socorro donde se atendieron a un total de 1,097 víctimas.
De igual forma, la crisis de salud en la Ciudad de México implicó que los cadáveres resultantes del enfrentamiento militar fueran trasladados a cementerios, abandonados, incinerados en calles y basureros, o terminaran mal enterrados.
Las medidas de salubridad también se llevaron a cabo a través de carros de desinfección y limpia que se dedicaron a recoger a los muertos abandonados en las calles, así como basura, comida descompuesta y cadáveres de animales, ante lo cual la desinfección, y sobre todo la incineración, resultaron los métodos más eficaces aplicados por los servidores sanitarios para evitar cualquier posible enfermedad. Asimismo, la exhumación de cadáveres enterrados en el jardín y patio principal de la Ciudadela fue realizada por los servidores sanitarios los días 22 y 23 de febrero.
Aunque no se cuenta con un número preciso de víctimas en los días de la Decena Trágica, debido al poco control ante la crisis, así como a la incineración de cadáveres en la vía pública y basureros, se puede hacer un intento de aproximación a partir de los reportes de hospitales, puestos de socorro, el panteón de Dolores, los agentes sanitarios y la prensa del momento. Así, el número de heridos ascendería a más de 3,000, mientras que la cantidad de muertos oscilaría entre los 2,000.
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Sangre, muerte y caos