Durante la epidemia de influenza que asoló al país en 1918, la Cruz Roja Mexicana destacó en la primera línea de asistencia médica.

El 24 de junio de 1859 el suizo Henry Dunant, hombre de negocios y banquero, presenció una batalla que marcó un antes y un después en todos los países del orbe. En Solferino, el choque de alrededor de 200,000 hombres no solo fortaleció el proyecto de una Italia unificada en detrimento del Imperio austriaco, sino que forjó la idea de una institución de auxilio universal.

Dunant, impactado ante el escenario donde heridos morían sin asistencia, promovió su socorro sin importar bando o nacionalidad. Tal acción lo llevaría a planificar y financiar una sociedad que sirviera para esta causa en el futuro: la Cruz Roja. Su idea fue apoyada por otros filántropos europeos y con el paso de los años por sociedades en todo el mundo, sin importar la religión: únicamente se cambió la cruz de la bandera por una media luna, también roja, en aquellos países con población predominantemente musulmana.

En México, el régimen porfiriano no necesitó padecer una guerra intestina para que este movimiento de ayuda altruista prosperara. En diciembre de 1909, una inundación en Monterrey provocó que un grupo, encabezado por el doctor Fernando López y su esposa Luz González, dirigiera desde Ciudad de México una brigada de ayuda con el emblema de la Cruz Roja.

Esta situación fue bien vista por la presidencia y el 21 de febrero de 1910, paradójicamente el año en que iniciaría un conflicto armado de grandes proporciones, Porfirio Díaz decretó el reconocimiento oficial de la Asociación Mexicana de la Cruz Roja, comenzando así una historia de hombres y mujeres valientes formados en primera línea para ayudar a todos nuestros ciudadanos heridos o en crisis por diversas circunstancias: batallas, fenómenos climatológicos, epidemias, asistencia a los más desprotegidos y campañas de vacunación, entre otras.

Partiendo de pocos profesionales de la salud, amas de casa voluntariosas y hombres de escasa preparación, pronto se materializó una de las instituciones que desde entonces trabaja en favor del bienestar de los mexicanos en situaciones de emergencia. Tiene reconocimiento y presencia en toda la República, sosteniéndose con donativos y colectas que permiten que sus miembros acudan lo más pronto posible a situaciones en las que no quisiéramos estar involucrados, pero que suceden periódicamente en nuestra gran comunidad.

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