La revuelta antijuarista de Tampico

Soren De Velasco Galván

El ministro de Guerra Ignacio Mejía, apoyado por casi todos los estados de la República, propuso la reelección del presidente Benito Juárez en 1871. Esto provocó que, en mayo de ese mismo año, estallara un pronunciamiento en Tampico, acaudillado por los jefes y oficiales de la guarnición federal que desconocieron al gobierno, que a su vez envió fuerzas numerosas a las órdenes del general Sóstenes Rocha. En breves días restablecieron la paz y se apoderaron de la plaza sublevada por medio de un asalto sangriento.

 

Luto y división

El 17 de octubre de 1870 Juárez sufrió un ataque cerebral. “Durante algunas horas se creyó que había muerto. La alarma fue grande y la revolución habría seguido a la muerte de este supremo magistrado”, como afirmó Manuel Payno. El Benemérito finalmente recuperó su salud.

Mientras tanto, en el frente político, el ministro de Relaciones Exteriores, Sebastián Lerdo de Tejada, quien tenía aspiraciones presidenciales, aglutinaba a personajes como Manuel Romero Rubio, José María Vigil y Nicolás Lemus. Por su parte, Porfirio Díaz establecía, con miras a la próxima campaña electoral, la Asociación Democrática Constitucionalista, integrada, entre otros, por Justo Benítez, José María Mata, Ezequiel Montes, Manuel María de Zamacona y Protasio Tagle.

El 2 de enero de 1871 Margarita Maza falleció. El deceso fue un duro golpe al ánimo del presidente Juárez. Seis días más tarde estalló la crisis en el seno del gabinete federal: el ministro de Justicia, José María Iglesias, renunció. Luego, el 17 de enero, Lerdo de Tejada presentó su dimisión al Ministerio de Relaciones Exteriores, para inmediatamente ocupar su asiento en la Suprema Corte de Justicia. Su renuncia provocó la abierta escisión del partido liberal y que los juaristas perdieran la mayoría en el Congreso.

Entonces, lerdistas y porfiristas formaron una alianza en la Cámara de Diputados. Esta coalición logró, el 8 de marzo, que Manuel María de Zamacona resultara electo a la presidencia del Congreso, después de vencer al candidato oficial Gabriel Mancera.

“Escandalito” en Tampico

El 2 de mayo, la guarnición de Tampico, compuesta por el 14° Batallón de Línea y fuerzas de la Guardia Nacional, se sublevó. El líder del motín era el coronel Máximo Molina, un militar fatuo y manirroto, acusado de traficar con armamento. El jefe sedicioso capturó al comandante de la guarnición, general Juan López, tomó prisioneros a los empleados de la federación y se apoderó de los fondos de la aduana.

Sin embargo, Molina no consiguió todos sus objetivos: el general Diódoro Corella, quien por un hecho fortuito se encontraba de licencia en el puerto, logró escapar y organizó a los Rurales en el Paso de Doña Cecilia. Al otro día, el coronel Juan García, oficial leal a la República, envió un telegrama al Ministerio de Guerra en donde informaba de la sublevación.

El 4 de mayo, el gobierno federal dispuso que el comandante militar de Veracruz, general José Ceballos, se embarcara con tropas de artillería e infantería rumbo a Tampico. Asimismo, el jefe de la 3ª División, general Sóstenes Rocha, recibió órdenes de organizar una columna que, partiendo de San Luis Potosí, se desplazara hacia la costa tamaulipeca.

Para el gobierno era importante recuperar el control del puerto de Tampico porque su captura dificultaba las operaciones comerciales de Aguascalientes, Durango, Guanajuato, San Luis Potosí y Zacatecas con Europa y la costa este de la Unión Americana. Aparte, en el plano internacional, su toma hacía aparecer como débil al presidente Juárez. Por ello, el Benemérito expresó, en una epístola dirigida al último cónsul general de México en París, Armand Montluc, su sorpresa de que a la revuelta se le hubiera otorgado mucha importancia en el Viejo Mundo y, tratando de minimizarla, la calificó de “escandalito”.

 

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Soren De Velasco Galván. Maestro en Ciencias Económicas y Administrativas por la Universidad Autónoma de Aguascalientes; estudió Relaciones Internacionales en la London School of Economics. Profesor en la Universidad Tecnológica del Norte de Aguascalientes, es columnista de temas globales en La Jornada Aguascalientes y editor del suplemento sobre asuntos internacionales Jesús Terán, del mismo diario. Colaboró en el libro Tras los pasos de Jesús Terán (2016).

 

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