La mayoría de los asiáticos avecindados en Nueva España trabajaban como esclavos de los hacendados españoles. Con el paso de los años, los pobladores libres formaron pequeños caseríos. Algunos chinos libres se avencidaron en las repúblicas de indios, donde se casaron con indígenas y mulatas e incluso alcanzaron cargos importantes. En Huitzuco, en el norte del actual Guerrero, un indio filipino se desempeñaba como gobernador a fines del siglo XVII.
Los chinos libres arrendaban tierras, propiedad de los hacendados españoles. Algunos vivían dispersos en la campiña, otros se avecindaron en las repúblicas de indios de la región y se casaron con mujeres indígenas y mulatas. Su condición de minoría exótica para los locales, que quizá fue motivo de una doble o triple discriminación, impulsó a algunos indios filipinos a formar comunidad en tierras de la Hacienda de Nuestra Señora del Buen Suceso. Los fundadores, según una versión, llegaron al sitio a fines del siglo XVI.
Poco a poco fue tomando forma el pueblo, que llamaron de San Nicolás Obispo o San Nicolás Tolentino, pero que sería mejor conocido por los lugareños como San Nicolás de los Chinos. No se tiene noticia de algún otro pueblo en la Nueva España fundado y habitado exclusivamente por indios manilos, como también se les conocía. Como se dijo, algunos se insertaron en las repúblicas de indios, donde llegaron a ocupar puestos importantes. Por ejemplo, en Huitzuco, al norte del actual estado guerrerense, a fines del siglo XVII un indio filipino se desempeñaba como gobernador.
San Nicolás de los Chinos pugnó y consiguió de las autoridades de la Nueva España su reconocimiento como pueblo de indios, filipinos, obviamente. Así, en 1744 tenía su propio alcalde, Pedro Zúñiga, un chino criollo, es decir, nacido ya en Nueva España, a diferencia de los chinos manilos. Ese año, Zúñiga afirmó que el barrio de San Nicolás tenía una canoa en que salían a pescar y, en ocasiones, ponían al servicio de los transeúntes para cruzar el río de Coyuca. El pueblo
“tuvo principio desde los antiguos tiempos de que los indios philipinos que venían de Manila en el Galeón anual ínterin se acercaba su retorno se iban desde el Puerto a abrigar en aquel paraje por ser cómodo por poco distante y como se fuesen quedando muchos de ellos y casándose con indias de otras poblaciones se fue aumentando de tal manera que hoy se compone de muy crecido número de familias e individuos y es una formal reducción con su capilla y en ella los correspondientes adornos con sus casas, solares y huertas y pedazos de tierra en que siembran arroz, maíz, algodón y cogen frutos de cuya suerte se mantienen.”
Según la información que, por órdenes del virrey Pedro de Cebrián y Agustín, reunió el geógrafo José Antonio de Villaseñor y Sánchez, en 1746 vivían 120 familias en San Nicolás de los Chinos. Si cada una constara de cuatro integrantes, el número total debió ser de casi quinientos habitantes.
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Jesús Hernández Jaimes. Doctor en Historia por El Colegio de México y profesor de tiempo completo de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Es autor de La formación de la hacienda pública mexicana y las tensiones centro-periferia, 1821-1836 (2013) y Raíces de la insurgencia en el sur de la Nueva España (2002), entre otras obras. Con Catherine Andrews escribió Del Nuevo Santander a Tamaulipas. Génesis y construcción de un estado periférico mexicano, 1770-1825 (2012).
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