Considerado como el templo católico con mayor altura construido en México
El Santuario Guadalupano puede ser calificado como un edificio muy antiguo de estilo gótico; sin embargo, es del siglo pasado.
Iniciado en pleno Porfiriato en febrero de 1898, sufrió el revés propio de la Revolución mexicana a poco de ser terminado. Cuando la situación parecía tranquilizarse en torno al triunfador grupo sonorense, el presidente Plutarco Elías Calles arremetió contra el culto católico y varios de sus inmuebles fueron utilizados por el gobierno para fines distintos, incluyendo este templo que otra vez estaba sin terminar. Se dice que, en el ápice de la Guerra Cristera, muchos creyentes fueron fusilados en uno de sus muros y que las marcas aún presentes en él son de la metralla utilizada.
Fue hasta 1988 cuando la diócesis michoacana logró recuperar “la inconclusa” obra con el sueño de culminarla. El Santuario tal vez seguía siendo el proyecto más ambicioso del catolicismo concebido hasta entonces en México. Así, ante la carencia de los planos originales y un único inversor para lograr el propósito, se constituyó un patronato que diseñó y consiguió los fondos necesarios para replantear algunos elementos, como añadir altura a las torres, poner vitrales y ambientar los actos con un órgano traído de Alemania con recursos federales.
Actualmente es uno de los atractivos de Zamora y una obra peculiar en la arquitectura religiosa mexicana.