Esta divertida historia de enredos aborda el sueño de muchos mexicanos de antaño, de dejar sus apacibles poblados para viajar a la capital con el fin gozar de las veleidades nocturnas que esta ofrecía a manos llenas.
Al grito de “¡vámonos!”, los pesados armatostes que devoraban las vías entre Palma Real y Ciudad de México llevaban periódicamente, en los años cincuenta del siglo pasado, a cientos de mexicanos de diversos estratos a cumplir con sus compromisos de vida. Algunos más acudían solo para dar rienda suelta a las más variopintas y hasta dudosas costumbres, como era el caso del gran mentiroso don Rafael… o Pancho Campomanes para los amigos de copas. Él, un padre de familia responsable, un esposo ejemplar y un hombre respetable en su poblado, no dejaba pasar la oportunidad, cada vez que podía, de zambullirse en el encanto que ofrecía a gran escala, desde hacía unos años, la Ciudad de los Palacios.
Con sus avances tecnológicos, su cada vez más ensordecedor bullicio y su creciente vaivén nocturno, la capital que poco a poco dejaba atrás los influjos de la posrevolución hacía soñar con su deleite a más de un ciudadano de cualquier rincón del país. Los “aburridos” pueblos eran ahora razón de cambio ante el resplandor vívido de Ciudad de México. Ahí, entre luces, baile, vino y damas de compañía, don Rafael (interpretado por un consagrado Fernando Soler) se divertía a lo grande en sofisticadas noches de juerga a las que seguido acudía, alimentando el desenfreno y las pasiones con que había nutrido su vida lejos del apacible Palma Real desde hacía quince años.
Pero para ello tenía que mentir a su esposa Rafaela (Anita Blanch), inventándole que visitaba a un hijo que había concebido por un desliz de juventud. Este aventurado calavera cuenta con la complicidad de su amigo Sabino (Andrés Soler) y de Fernando Palmerín (Joaquín Cordero), quien se supone es el hijo al que va a procurar. Sin embargo, todo se complica cuando su hija Angelita (Irma Torres) conoce al joven Palmerín en el Balneario San Agustín...
Si desea leer el artículo completo, adquiera nuestra edición #130 impresa o digital:
La embriaguez en la guerra de Independencia. Versión impresa.
La embriaguez en la guerra de Independencia. Versión digital.
Recomendaciones del editor:
Si desea leer más reseñas de películas del cine mexicano o que hayan sido filmadas en locaciones nacionales, dé clic en nuestra sección Vamos al Cine.
El gran mentiroso