Alejandro Aguilar Reyes es parte del Salón de la Fama del beisbol mexicano y el estadio de Ciudad Deportiva de la Magdalena Mixhuca, en la capital del país, lleva su nombre
Entre los equipos con extraordinaria tradición dentro del beisbol nacional, los Diablos Rojos del México tienen un lugar privilegiado, ya que sobre sus vitrinas rebozan dieciséis campeonatos ganados a lo largo de décadas. Su sede desde 2015 es un pequeño estadio ubicado al oriente de Ciudad de México llamado Fray Nano, en honor a Alejandro Aguilar Reyes, uno de los mejores cronistas deportivos que hemos tenido el placer de leer.
Tal vez menos reconocido que otras figuras que incursionan en la televisión y la radio, Aguilar Reyes fue un pionero del deporte nacional en muchos aspectos. Nacido en la capital mexicana en 1902, fue miembro de una familia numerosa, siendo el decimoprimer hijo. Alejandro ingresó a trabajar a la imprenta familiar, donde aprendió pronto sobre papeles y tintas. El oficio no se le daba nada mal, pero con el paso de los años descubrió que, a diferencia de sus hermanos, el deporte y lo relacionado con él le gustaba, y mucho.
Con entusiasmo y contando únicamente con la experiencia de casa, se las arregló para ingresar en 1919 a las filas de El Universal, en el que gracias a su iniciativa llegó a ser en poco tiempo jefe de la sección deportiva. Su pasión era mucha. Tal vez demasiada, dirían algunos. Lo cierto es que en ocasiones quedaba desconsolado por las limitaciones propias del diario; no se podía pasar de cierto número de páginas y sentía que se quedaba corto al abordar temas que consideraba relevantes para el deporte.
Un día tuvo una ocurrencia: ¿se podría hacer un periódico exclusivamente deportivo? Se fue a la cama con esa idea y con el paso de los meses no logró quitársela. Hizo las cuentas: con ahorros y algunos sacrificios, bien podría intentarlo. Su trabajo en favor de la creación de la Liga Mexicana de Beisbol y de la Comisión de Box le habían dado mucho prestigio y los aficionados lo reconocían por sus textos. Entonces, el 25 de diciembre de 1930 y, junto con dos colaboradores cercanos, fundó La Afición.
Fue un hitazo, dirían en el beisbol. El periódico no solo fue bien recibido, sino que la gente pronto lo reconoció con el seudónimo de Fray Nano, mote cuyo origen se compone del apelativo con el que uno de sus hermanos lo llamaba, a lo que se sumaba aquello de sentirse, en ocasiones, apóstol del deporte. Sobre su estilo al escribir, daba la impresión de ser un sincero amigo que transmitía conocimiento deportivo con una narrativa completa y no fragmentada en pequeñas notas, como en los demás periódicos. De esta manera, inventaría con éxito un nuevo concepto de publicación que hasta la fecha es importante dentro del mercado.
Orgulloso director, Fray Nano murió de un infarto a los 59 años, el 12 de noviembre de 1961. Merecido homenaje para tan importante aficionado del deporte y mentor del periodismo deportivo es el estadio de beisbol que lleva su nombre.
El artículo "Fray Nano" del autor Gerardo Díaz se publicó en Relatos e Historias en México, número 120. Cómprala aquí.