En una carta enviada a sus hermanos del convento de la ciudad de Gante, el propio fray Pedro se atribuye el mérito de haber realizado una tarea titánica, apenas con alguna ayuda. En 1529, fecha de la carta y seis años después de su llegada, dice haber levantado un centenar de construcciones, entre iglesias y capillas. En esa misma fecha dice haber bautizado, junto con otro religioso, a unos doscientos mil indios. Y sabemos que años antes había logrado dar forma a un catecismo en lengua náhuatl, manuscrito, antecedente de las versiones que se publicarían después. Dominó pronto el náhuatl, lo cual lo acercó de inmediato a los indios.