Cuando se anunció el inicio de la producción de los libros de texto gratuitos, Torres Bodet era consciente de que habría críticas, tal y como había estado ocurriendo en sexenios anteriores con respecto de los textos que aprobaban las autoridades. Se quedó corto. Después habría de reconocer que la SEP y la Conaliteg sufrieron “fuego graneado” en aquellos primeros años.