Sismo de mil novecientos treinta y uno en Oaxaca: La mitad de la ciudad fue destruida, la gente vivía en las calles ante los severos daños en casas, iglesias y edificios públicos. Los daños en el cementerio de San Miguel, al oriente de la ciudad, llevaron a incinerar los restos expuestos de las víctimas del cólera morbus que habían fallecido en la epidemia de la década de 1860; entre esos restos estaban los de Macedonio Alcalá, autor del vals Dios nunca muere, considerado himno regional de los oaxaqueños. Hay referencias acerca del río Atoyac que se secó durante un tiempo. En fotos e imágenes de esos días se aprecian siluetas sombrías, mujeres cubiertas con oscuros rebozos, miradas perdidas, soldados en labores de rescate sin dejar su rifle.