Estados Unidos pagaría diez millones de dólares por La Mesilla, con un adelanto de siete millones y tres más cuando quedara concluida la línea divisoria. Santa Anna dirigió desde México las transacciones y dispuso del dinero directamente. Le ordenó a Arrangoiz destinarle 15 000 pesos para sus gastos personales, que él llamó “comisión secreta”. El 86 por ciento de lo que Francisco de Paula sacó de los bancos de Nueva York fue a parar para reembolso de los adelantos de prestamistas. A Barrón, los hermanos Mosso, Iturbe, Rubio, Mier y Terán, Juan Rondero, José Ramón Pacheco, Jecker, Torre y Cía. se les pagaron los adelantos con su consabido interés. Del total, 42.7 por ciento fue a parar a manos de Escandón, el consentido del régimen.