Hemos estudiado ampliamente la Guerra de Independencia de México, pero muy poco una de sus dimensiones esenciales: la de la violencia colectiva, ese monstruo que engendraron las armas y la furia. La violencia fue más allá en el conflicto bélico que estalló en septiembre de 1810 en la Nueva España, lo que podemos constatar si dirigimos la mirada, no a los enfrentamientos militares entre insurgentes y realistas, sino al conjunto de hechos violentos que se produjeron alrededor y a veces al margen de la refriega.