Caballos

  • El último paladín de las cargas de caballería

    El último paladín de las cargas de caballería

    Ricardo Lugo Viñas

    A 150 kilómetros al noroeste de Ciudad Juárez, en Chihuahua, se encuentra el pequeño pueblo Puerto Palomas. En su plazuela principal, y a unos cuantos metros de la frontera con Estados Unidos, se levanta una estatua ecuestre del único y reconocido centauro de México. El del norte. Pancho Villa. Y es que parece imposible pensar la figura de Pancho Villa sin su caballo. Hombre y bestia son indisociables.

  • Un pedestal para la emperadora

    Un pedestal para la emperadora

    Ricardo Lugo Viñas

    Aquella empresa fue un tormento. El tormento de cientos de Sísifos condenados a empujar una piedra. No cualquier piedra, pues cuando hablamos de Rusia todo es descomunal, granítico, colosal. Era la piedra más grande del mundo movida por humanos. Un ciclópeo peñasco de granito de 1,500 toneladas que fue arrastrado seis kilómetros hasta el corazón de San Petersburgo. Una mujer fue la responsable de aquella misión: la zarina Catalina II, también llamada Catalina la Grande.

  • El centauro de un gran imperio

    El centauro de un gran imperio

    Ricardo Lugo Viñas

    Fundamental fue la figura del caballo para Gengis Kan. Se dice que solía repetir, una y otra vez, “¿qué es un mongol sin su caballo?”.

  • La derrota de Napoleón en Waterloo y su afición por los caballos

    La derrota de Napoleón en Waterloo y su afición por los caballos

    Ricardo Lugo Viñas

    Son las once de la mañana del 18 de junio de 1815. Napoleón Bonaparte cabalga en su famoso Marengo –un esbelto, gallardo y vivaz caballo blanco de estirpe árabe– frente a sus tropas antes del inicio de la batalla.

  • A caballo por la historia

    A caballo por la historia

    Marco A. Villa

    A caballo conquistaron los españoles al gran imperio mexica en 1521. Entonces, los pueblos mesoamericanos se encontraban por primera vez con ese animal. Casi trescientos años después, con el tropel de los caballos acompañando a la muchedumbre reunida en Dolores, iniciaba en 1810 la lucha por la independencia en Nueva España, que once años después era consumada por la élite militar trigarante que llegaba a Ciudad de México montada en briosos equinos.