Rescatando al teniente Bastidon

Ahmed Valtier

 

La familia mexicana que salvó a un soldado francés

 

A finales de noviembre de 1865, en la confrontación armada que se libra en las calles de Monterrey entre los republicanos y la Legión Extranjera de Francia, cae mal herido el teniente Louis Emile Bastidon. Es en la calle de Padre Mier, al oriente. Sus hombres no pueden detenerse para ayudarlo. Tan precipitada y violenta es la retirada en medio de la balacera que los legionarios que caen muertos o heridos son abandonados en la calle. Así, Bastidon queda inconsciente, con dos balazos en el cuerpo, frente a una casa. Los miembros de una familia, al ver al joven desangrándose, se arriesgan a salir a mitad del tiroteo y lo arrastran a su hogar para curar sus heridas.

Durante más de cien años, diversos historiadores franceses, como Marcel Penette y Jean Castaignt, autores de La Legión Extranjera en México, realizaron pesquisas e indagaciones para identificar a la familia mexicana que había salvado la vida a Bastidon. Algunos periódicos de la época llegaron a sugerir que tal vez fueron ciudadanos de nacionalidad francesa radicados en Monterrey, pero el cronista Charles Blanchot, un militar que sirvió en aquella guerra, negó categóricamente el hecho y aseguró que se trataba de una familia mexicana.

El enigma sería finalmente resuelto hasta 1970, cuando en un libro de memorias y anécdotas familiares se reveló que habían sido los regiomontanos Gutiérrez Iglesias quienes se atrevieron a dar auxilio al teniente francés.

En Una ciudad y dos familias, escrito por Sara Aguilar Belden, se dio a conocer que la anécdota familiar se había transmitido de generación en generación, y que su abuela Guadalupe Gutiérrez Iglesias, entonces una niña (en la foto), fue testigo del momento en que su madre Concepción Iglesias había rescatado al legionario francés herido en la batalla del 25 de noviembre. Cuenta que su abuela vio que su mamá y su tía, una monja, lo recogieron luego de que cayó herido frente a su casa. Que ahí lo cuidaron, durante muchos meses, hasta que se restableció completamente de sus heridas.

La existencia de estas memorias, de tiraje restringido, ha pasado desapercibida para la mayoría de los historiadores de la Legión Extranjera. Incluso, en la actualidad, Una ciudad y dos familias es un libro raro y difícil de encontrar. Solo está disponible para consulta en algunas bibliotecas.

Durante los meses en que Bastidon permaneció en Monterrey, obsequió a la familia, en agradecimiento, un pequeño álbum fotográfico que llevaba consigo, el cual contenía imágenes de la familia imperial francesa. “¡Nos enteramos los nietos del suceso cuando un día esculcando el ropero de la abuela descubrimos el pequeño álbum!”.

—¡Ah, sí! —dijo la abuela—, estas son las fotografías que dejó de recuerdo el oficial francés que estuvo en la casa. Seguramente esas personas de las fotos debieron de significar algo para él, pues las contemplaba largamente.

Beatriz Aguilar Belden, de 87 años, hermana menor de Sara, fue entrevistada por un periódico de Monterrey en 2005 a propósito de esa historia. “Mi hermana Sara murió hace más de quince años. En realidad, pocos miembros de la familia conocen este hecho, y los que sabemos, no dimos mayor relevancia al asunto”, comentó la octogenaria mujer.

Algunos meses después de recuperarse de las heridas en Monterrey, Bastidon llega a ganar fama dentro del ejército francés. Tras la derrota de una columna de la Legión Extranjera en la batalla de Santa Isabel, por tropas de los oficiales republicanos Jéronimo Treviño y Andrés Viesca, Bastidon resiste del 1 al 5 de marzo de 1866 los embates de una fuerza superior mexicana, atrincherado en Parras, Coahuila, con solo 44 de sus legionarios y 26 soldados más del tren de suministros. Por esta acción fue ascendido a capitán y premiado con la Legión de Honor. De acuerdo con la citación de su condecoración: “Hizo una poderosa contribución, por su decisión y su frialdad, para defender la ciudad acosada por los disidentes”. El suceso incluso fue reportado dos meses después en todos los diarios nacionales de Francia.

De regreso a su país, en 1867, permaneció en el ejército hasta 1874, cuando, según una nota periodística, “a pesar de su brillante carrera, las heridas en México le obligan a un retiro anticipado”. Murió a los 52 años, el 11 de octubre de 1890.

En Barjac, una ciudad al sur de Francia donde nació en 1838, una calle hoy lleva su nombre, junto a un texto que reza: “Héroe de la Legión”.