¡Vamos al cine! Les recomendamos “El nombre de la rosa”

Alemania, 1986

Marco Villa

Dueño de una extensa filmografía, elegimos este clásico de Sean Connery para rendirle un homenaje.

 

"Un asno enseñándole las escrituras a los obispos. El papa es un zorro. El abad es un mono”, son las palabras que el franciscano y antiguo inquisidor fray Guillermo de Baskerville dice a su discípulo, el novicio adolescente Adso de Melk, mientras observan un tesoro medieval impreso, como los muchos que hay en la abadía benedictina enclavada en las montañas italianas a la que llegan, después de una travesía montados en burros. Participarían en una reunión entre los delegados del papa y líderes franciscanos para resolver problemas doctrinales, pero la desaparición y muerte de varios monjes termina por ocupar sus días.

Es el siglo XIV y las palabras citadas ejemplifican lapercepción de fray Guillermo sobre los religiosos del lugar, con quienes debate sobre asuntos teológicos, morales y hasta de un libro perdido de Aristóteles, aunque también acerca de las maneras en las que interactúan en su cotidianidad, aprenden o se explican el mundo desde el encierro en un complejo que a su vez refleja la estructura espacial, ideológica, económica, prohibitiva y legal de este entorno en la Europa de aquel tiempo.

Así, Baskerville usa su paciencia, capacidad analítica y sentido común para resolver lo que tiene por delante. En cambio, los miedos, fanatismo e ignorancia de los religiosos los atan a su miserable ambiente. De esta manera, puede asumirse que Baskerville representa la recuperación del pensamiento lógico y racional de aquella época.

Filmada en menos de cuatro meses entre el monasterio Kloster Eberbach de Frankfurt, Alemania (fundado en el siglo XII) y una colina cercana a Roma, la cinta El nombre de la rosa se basa en la exitosa novela homónima, escrita por el italiano Umberto Eco en 1980 y protagonizada por Sean Connery, quien pese al éxito del que ya gozaba cuando se organizó la filmación, no era estimado para el estelar; de hecho, fue la solución después de nombres de la talla de Jack Nicholson o Robert de Niro. El director del filme, el francés Jean-Jacques Annaud, mencionó alguna vez que el propio Eco, cuando tuvo la primera charla con dicho actor, comentó: “Sabe mucho. De futbol”.

Al final, fue un rotundo éxito y se convirtió en una de las mejores películas históricas basadas en una novela, escrita por un estudioso de la antropología, semiótica, estética, lingüística y filosofía como lo era Eco, además de un gran conocedor medievalista; esto hizo que algunos críticos encontraron visos de realidad entre la novela y el filme, aunque otros dirían que quedó muy corta.

Por otra parte, Connery, nacido en Escocia en 1930 y fallecido en octubre pasado, fue el primer James Bond de la historia y, para muchos, el mejor encarnando al famoso agente 007. Quizá sin este personaje creado por el periodista y novelista inglés Ian Fleming en 1953, Connery no habría tenido la relevancia que logró. Y es que, antes de ser actor, luchó permanentemente por salir de la pobreza junto con su familia: fue guardaespaldas, pulidor de ataúdes y hasta fisicoculturista, entre otras ocupaciones.

 

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El nombre de la rosa