¡Vamos al cine! Les recomendamos “El cofre del pirata”

Fernando Méndez, México, 1958

Marco Villa. Historiador

Con la actuación de Tin Tan y las jóvenes Sonia Furió e Irma Dorantes, esta cinta refleja el impulso turístico dado al puerto de Acapulco, al entretenimiento popular y a un tipo de cine abocado a consumar la alegría de los espectadores

 

En la época de oro de la piratería acontecida entre los siglos XVII y XVIII, quien tampoco podía faltar era ni más ni menos que Germán el Terrible, aquel temerario bandido de los mares y las costas del Pacífico mexicano que tuvo a mal enfrascarse en una disputa con su par de compinches para hacerse de un mapa que les daba la noticia de una inmensa fortuna, lo que le costaría la muerte. Sin embargo, en la víspera de su deceso, logra romper el mapa en dos partes y lanzarlo al mar dentro de una botella, con la intención de que sus traicioneros compañeros no lo encuentren… o no les sea tan fácil.

Más de dos siglos después, el linaje de Germán el Terrible sigue dando de qué hablar, ahora representado por el desparpajado pero arruinado aristócrata que, a pesar de su precaria situación, no pierde la categoría ni en los modales o en el trato hacia su servidumbre, a quienes les debe “hasta la camisa”. Y como muchas veces se sueña que llegue un golpe de suerte cuando se es aventurero y despilfarrador, la salvación a su ruina tocó, literalmente, a la puerta de su departamento en la capital del país. Una extraña visita apareció entonces para informarle sobre el tesoro y también del mapa que su ancestro arrojó al mar hacia varios siglos. Pero, para seguir su rastro, debe trasladarse a Acapulco. Por supuesto que la misión no resultará nada fácil, dado que una de las mitades del mapa está en posesión de una bella mujer que protagoniza espectaculares actos de circo, a quien defienden un par de secuaces que no cejarán en su intento de arrebatar a Germán la otra mitad del mapa.

Comienzan así las aventuras de Tin Tan en Acapulco, el pujante puerto del Pacífico que para mediados del siglo XX seguía en el pináculo de la geografía turística nacional y quizá del mundo, dada la gran cantidad de extranjeros que no solo lo visitaba, sino que optaba por residir o trabajar ahí temporal o definitivamente, como la propia Rita Hayworth en la década de los cuarenta (ver Relatos e Historias en México, núm. 62, de octubre de 2013). Si bien el puerto aún tenía regiones agrestes y aroma de pueblo en algunas partes a las que posiblemente también se accedía desde la jocosa costera Miguel Alemán, estos años fueron los del auge y el derroche al que marcaron la vida del otrora pachuco Topillo Tapas.

 

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El cofre del pirata