¿Se acuerdan de los populares partidos de futbol de 1969?

A las patadas con los ingleses
Gerardo Díaz

 

México e Inglaterra se enfrentaron dos veces en el reconocido estadio Azteca, en 1969. En el segundo de los partidos, la victoria fue para los europeos por 4-0.

 

Ser un novato anfitrión de la Copa Mundial de futbol no es fácil. La titánica tarea económica y logística podría ser el problema central del evento. En México 1970 se cumplió con la presentación de estadios y un sistema de transporte metropolitano a la altura de las principales capitales del mundo. No obstante, la incertidumbre deportiva carcomía el ánimo de directivos, aficionados e incluso políticos. No se quería un bochornoso papelón a nivel internacional.

México distaba mucho de los anteriores organizadores americanos como Uruguay y Brasil, naciones que consolidaron sus eventos en 1930 y 1950, respectivamente, con sendos campeonatos y equipos que se posicionaron en el recuerdo como milagrosos o mágicos. Por ello se decidió preparar a nuestros muchachos dignamente para enfrentrar a la mejor artillería del orbe y 1969 fue el año elegido. Se invitaron a escuadras como Italia e Inglaterra para disputar partidos preparatorios en la novedosa cancha del estadio Azteca.

La afición se entusiasmó como nunca. Por vez primera se tenía en casa y en un escenario monumental a los personajes que únicamente conocían a través de las crónicas periodísticas, narraciones de radio o en alguna nota televisiva, ya que las transmisiones en vivo de ligas extranjeras eran algo inimaginable en la época.

La selección inglesa, sobre todo, fue la escuadra que alucinó a los espectadores porque era la campeona del mundo vigente tras ganar la Copa en 1966. Contaba además con el jugador sensación de Europa: Bobby Charlton, ese calvillo inglés que a la postre resultaría la máxima leyenda del futbol británico y del Manchester United.

El historial de México con ellos no era nada alentador, considerando una goleada histórica de ocho tantos en contra. Sin embargo, los nuestros suelen sacar la casta en casa. O más o menos. En esa ocasión, de los dos encuentros, empatamos esperanzadoramente el primero a ceros y el segundo… bueno, hay que remarcar que se trataba de la mejor Inglaterra de la historia y les permitimos cuatro goles sin poder anotar siquiera el de la honra.

La selección nacional no pudo repetir el encanto al siguiente año, pero tampoco Inglaterra pasaría de cuartos de final.