¿Sabían que los famosos cacahuates japoneses nacieron en México?

Conozcan la fabulosa historia de esta deliciosa botana

Marco A. Villa. Historiador

La pequeña empresa fue nombrada Nipón, título que quedaría plasmado en el envoltorio, arriba del dibujo de una geisha que Elvia dibujara a solicitud de su padre.

 

Esta historia comenzó cuando el nipón Yoshigei Nakatani Moriguchi cruzó el Pacífico desde su natal Hyogo-ken para ingresar a México en noviembre de 1932. El joven de veintidós años advirtió entonces a su madre: “Mi objetivo es triunfar y volver, de lo contrario nunca podría volver”. Pero las cosas no fueron fáciles, sobre todo después del ataque japonés a la base naval estadounidense de Pearl Harbor (Hawái), durante la Segunda Guerra Mundial.

Nakatani pertenecía a las oleadas de japoneses por requerimiento, conocidos como yobiyose (trabajadores convocados). Llegaría contratado por Heijiro Kato, dueño de la tienda departamental El Nuevo Japón –competencia de El Palacio de Hierro, ubicada en 20 de Noviembre y República de El Salvador, en el Centro Histórico de Ciudad de México– y de una fábrica de botones de perlas. Vivió en los rumbos de La Merced. Ahí conoció a Emma Ávila, con quien casó en 1935.

En medio de la guerra, el Nuevo Japón debió cerrar sus puertas, al parecer debido a que Kato fue considerado espía de su gobierno o en acato a la Ley Relativa a Propiedades y Negocios del Enemigo, decretada por el presidente Manuel Ávila Camacho en 1942. Sin su principal fuente de ingresos, Nakatani, ahora con varios hijos, al año siguiente decidió rescatar una receta para elaborar dulces que había aprendido en su tierra natal, además de elaborar muéganos. El éxito fue inmediato, así que comenzaron a hacer otra versión del dulce de trigo frito, ahora sazonada con sal oranda.

Luego elaboraron un tercer producto, ahora combinando el cacahuate, harina de arroz y salsa de soya. Sin embargo, la dificultad para encontrar harina de arroz lo orilló a utilizar la de trigo. La popularidad en su consumo hizo que comenzaran a distribuirlo en algunos comercios contiguos al mercado de La Merced. Para aumentar su producción, mandaron hacer máquinas modestas con herreros del rumbo. Así, el cacahuate japonés, como sería nombrado entre los mismos clientes, se distribuía por nuevos horizontes.

 

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La fabulosa historia de los cacahuates japoneses que nacieron mexicanos