Remedios Varo

Segunda parte

Ricardo Lugo Viñas

1924, verano. La jovencísima y talentosa Remedios Varo ingresa a la prestigiosa Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid. Con apenas 16 años a cuestas, posee un extraordinario dominio del dibujo pues, desde muy niña, su padre, Rodrigo Varo Zejalvo, ingeniero hidráulico, cultivó en ella el interés y el gusto por el dibujo lineal y las formas geométricas.

 

Además, Remedios posee un espíritu proclive a la curiosidad. Ha husmeado la breve biblioteca familiar en busca de fascinaciones científicas y literarias; ha leído todo lo que aparece a su alcance, incluso, libros “prohibidos” para mujeres. Su madre, Ignacia Uranga, a diferencia de su padre, no ve con buenos ojos las inclinaciones literarias y artísticas de su única hija, pues aquella actitud escapa a los cánones femeninos de la época.

En la Academia, Remedios abreva de maestros como Manuel Benedito y Julio Romero de Torres, así como de sus compañeros de caballete y aula. En la Residencia de Estudiantes de la Academia, conoce al poeta y dramaturgo en ciernes Federico García Lorca, con el que comparte admiraciones literarias. También coincide con Salvador Dalí que, aunque joven, ya ejerce a los cuatro vientos su personalidad petulante e irreverente y está acostumbrado a convivir con admiradores más que compañeros de oficio o tertulianos.

Se cuenta que, en cierta ocasión, Remedios Varo estuvo presente en alguna reunión en la Residencia en la que Dalí, para no variar, llevaba la voz cantante. Entonces Varo lo interrumpió con alguna pregunta de carácter técnico (asunto en el que, por cierto, Varo era experta). Dalí, entre burlas y veras, contestó a la manera española: “Las nenas se hacen pis en la escalera”. Desde luego, aquel comentario pedantesco separó para siempre a Remedios Varo del nacido en Figueras, España, que muy pronto cobraría popularidad y fama internacional.

México como refugio

1941, diciembre. Bajo la presidencia de Manuel Ávila Camacho, Remedios Varo arribó al país en 1941 (aquel mes de su cumpleaños) vía el puerto de Veracruz, en compañía de su pareja sentimental, el poeta francés Benjamin Péret, al que había conocido en Barcelona y quien, como ya se dijo, le había declarado su amor en el poema “¡Hola!”, publicado en su libro Je sublime en 1936. Al igual que muchos artistas europeos, venían huyendo de la guerra y, debido a su filiación de izquierda y a su pasado, México resultaba uno de los poquísimos destinos posibles, amén de la fascinación que nuestro país había despertado dentro del movimiento surrealista.

“Llegué a Veracruz en los huesos y desde allí trepé a la ciudad de México, que está nada menos que a 2.400 metros de altura, y como se te ocurra andar deprisa se te sube el corazón a la garganta”, confesaría Varo. La pareja surrealista se instaló en una modesta casa en el número 18 de la calle Gabino Barreda, en la colonia San Rafael, en Ciudad de México.

En dicha casa solían reunirse periódicamente otros artistas europeos simpatizantes del surrealismo, como Chiki Weitz, Wolfgang Paalen, Alice Rahon, Gunther Gerzso y, sobre todo, Leonora Carrington, que llegaría a México en 1952 y que se convertiría en la más íntima amiga de Remedios. Con ella solía cocinar un falso caviar, a base de tapioca y tinta de calamar, además de compartir obsesiones, lecturas y saberes.

“La artista y hechicera que se fue demasiado pronto”

Remedios Varo murió inesperada y prematuramente de un infarto en pleno pináculo de su carrera artística, antes de cumplir los 55 años, el 8 de octubre de 1963. Está sepultada en el Panteón Jardín, en Ciudad de México. Al respecto, André Breton escribió: “El surrealismo reclama toda la obra de una hechicera que se fue demasiado pronto”.

Meses después de su muerte, recibió un homenaje póstumo en el Palacio de Bellas Artes, que rompió récord en el número de visitantes. Su última pareja y heredero universal, Walter Gruen, donó en el año 2000 un conjunto de 38 obras al Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México que, dicho se de paso, actualmente exhibe aquel acervo en la exposición Remedios Varo. Disrupciones de lo real, que permanecerá abierta al público hasta marzo de este año.

 

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