Desde 1876, la Rotonda ha sido la morada de los restos de decenas de hombres y mujeres que han despuntado en distintas ramas del arte, la ciencia, la cultura y el espectáculo, así como en la política y las batallas militares. Sus sepulcros resaltan por su singularidad y belleza, además de preservar la memoria de aquellos personajes que son parte destacada de la historia del país.
En 1823 el Congreso propuso por primera vez crear un cementerio nacional que albergara los cadáveres de mexicanos distinguidos; entonces, los restos de los héroes de la Independencia se trasladaron a la Catedral Metropolitana, en espera de que se cumpliera dicho proyecto.
En 1874, cuando se le otorgó a la Sociedad Benfield y Breker la concesión para establecer el panteón de Dolores, se estipuló que se debería donar el mejor terreno dentro del mismo para erigir los monumentos destinados a guardar los restos o a perpetuar la memoria de hombres ilustres a quienes se hubiese decretado o se decretasen honores póstumos. El cementerio se inauguró en 1876.
Tal vez se pensó que ese espacio en el de Dolores sería temporal, pues en 1903 se empezó a construir el Panteón Nacional, de acuerdo con el proyecto del arquitecto Guillermo de Heredia. Sin embargo, lo único que se erigió fue la capilla porque la obra fue suspendida a petición de Jesús Galindo y Villa, quien presentó una moción para que no se llevara a cabo la apertura de la prolongación de las calles de Héroes a través de la huerta del antiguo hospital de San Hipólito, dada su importancia, además de que afectaría también al panteón de San Fernando, al que propuso declarar Panteón Nacional, y así fue conocido durante un tiempo.
A pesar de esto, la Rotonda de las Personas Ilustres (antes “de los Hombres Ilustres”), ubicada en el panteón de Dolores, fue y sigue siendo el lugar de honor que concentra el mayor número de personajes distinguidos que han sido parte de la historia de México, aun cuando el panteón de San Fernando conserve los restos de don Benito Juárez, o de que los protagonistas de la Independencia hayan sido trasladados a la Columna de la Independencia, y los de la Revolución al monumento respectivo.
Hasta el momento son 115 los sepulcros de los ilustres, que en su mayoría exponen obras de gran calidad arquitectónica que expresan y simbolizan las actividades de cada uno de ellos. Así, el monumento del ingeniero Carlos Ramírez Ulloa tiene forma de rayo, como fundador de la Comisión Federal de Electricidad; tanto el de Ricardo Flores Magón como el de José Juan Tablada tienen un libro, símbolo de que fueron escritores y periodistas; el de Ignacio González Guzmán, con una placa con células, pues fue biólogo; el de José Clemente Orozco, con un muro de tezontle, material característico de los edificios virreinales de la antigua Ciudad de México; el de Pedro Sainz de Baranda, con un ancla, debido a que fue capitán de fragata, defensor de San Juan de Ulúa; Juan O’Gorman, una placa de cantería que simboliza el funcionalismo, estilo arquitectónico que introdujo en México.
Algunos tienen elementos o están basados en alguna obra de los personajes, como el “vitromosaico” de Diego Rivera, basado en un cuadro suyo; o el de David Alfaro Siqueiros, que es la representación en escultura de Prometeo encadenado, realizado por el pintor en el hospital La Raza. Otros tienen esculturas de gran valor artístico, como Sebastián Lerdo de Tejada, Manuel Azpíroz y Melchor Ocampo; algunos bustos, como Guillermo Prieto y Ramón López Velarde; otros, medallones con su efigie, como Justo Sierra y José María Pino Suárez.
Entre los escultores y diseñadores destacados que han realizado monumentos en la Rotonda se encuentran: Octavio Adolfo Ponzanelli, Ernesto Tamariz, Víctor Gutiérrez, Enrico Alciati, José H. Morales, José Santiago León, Federico Cantú Fabila, Reynaldo Guagnelli, Francisco Zúñiga, Federico Canessi, Armando Ortega, Beatriz Caso, así como los arquitectos Silvio Contri, Luis G. Olvera, Sordo Madaleno y Enrique Norten.
La Rotonda tiene un diámetro aproximado de 60 metros y dos hileras de monumentos funerarios colocados en forma concéntrica, con una escalera que lleva al centro, en donde se encuentra una lámpara votiva en memoria de los personajes y los hechos que los hicieron notables. Está rodeada por una cerca de arbustos y tiene dos portadas iguales con puertas de hierro, flanqueadas por pilares moldurados de cantería. En algún tiempo contó con un osario.
Vidas ejemplares
El primer personaje enterrado en la Rotonda fue el teniente coronel Pedro Letechipía, el 21 de marzo de 1876, siendo presidente de la República Sebastián Lerdo de Tejada. Le siguieron los militares Diódoro Corella, en el mismo año, y Calixto Bravo, en 1878. Los más recientes restos depositados en el recinto fueron los de María Lavalle Urbina, Dolores del Río y Emma Godoy en 2006; Amalia González Caballero de Castillo Ledón, Edmundo O’Gorman, José Pablo Moncayo y María Izquierdo, en 2012.
De los personajes, ocho nacieron antes de 1800; 42 entre 1800 y 1849; 42 más entre 1850 y 1899; y los demás entre 1900 y 1949. La mayoría vivió en el siglo XIX, periodo formativo de nuestra nación. Sólo uno murió antes de 1800; 40 entre 1850 y 1899; 31 entre 1900 y 1949; y los demás entre 1950 y 1997. El que murió primero fue Francisco Javier Clavijero, en 1787, único que vivió en el siglo XVIII, y recientemente fallecieron Edmundo O’Gorman, en 1995; María Lavalle Urbina, en 1996, y Heberto Castillo, en 1997.
De los 115, 53 fueron enterrados al morir o un año después; seis, entre dos y cinco años después, y los demás varios años más tarde. Poco más de la mitad ha recibido los honores en su momento y sólo 13 murieron antes de que se inaugurara la Rotonda. Todos los que no fueron inhumados en este recinto al morir, provienen de otros lugares, como Melchor Ocampo, que fue trasladado del panteón de San Fernando, o Gabino Barreda, proveniente de su cripta familiar en ese mismo cementerio. Cabe señalar que los restos de Jesús Reyes Heroles y Juan A. Mateos, a pesar de ser declarados personajes ilustres, se encuentran en el panteón Francés de la Piedad.
Durante la presidencia de Porfirio Díaz fue declarado el mayor número de ilustres: 23; le sigue Luis Echeverría Álvarez con 14; Miguel de la Madrid con 12; Miguel Alemán con ocho, y Lázaro Cárdenas y Adolfo López Mateos con siete cada uno. Debido al prolongado gobierno del general Díaz, durante su gestión se enterró en la Rotonda al mayor número de personajes, quienes compartieron con él una importante etapa de la historia de nuestro país.
La entidad federativa con más personajes en la Rotonda es Ciudad de México, con 22; le siguen Jalisco con 13, Zacatecas con ocho, y San Luis Potosí y Puebla con siete. Las entidades que no tienen ilustres en la Rotonda son Aguascalientes, Baja California Norte, Baja California Sur, Sonora, Tlaxcala y Quintana Roo. Hay dos personajes que nacieron en España: Jaime Nunó y Pablo Sidar, quienes tienen el mérito suficiente para estar en este recinto. Con respecto al lugar de su muerte, 71 fallecieron en Ciudad de México y 23 en el extranjero, de los cuales ocho murieron en Estados Unidos.
De los ilustres, tres colaboraron en la Independencia, 18 fueron defensores de la República, tres participaron en la invasión norteamericana de 1846-1847 y nueve en la francesa de 1862-1867. Hay seis constituyentes de 1857 y cuatro presidentes de la República.
Entre las actividades profesionales de los ilustres encontramos que la mayoría fueron escritores, después políticos y en tercer lugar educadores. Actualmente sólo hay ocho mujeres: Ángela Peralta, Virginia Fábregas, Rosario Castellanos, Emma Godoy, María Lavalle Urbina, Dolores del Río, Amalia González Caballero de Castillo Ledón y María Izquierdo. Se tiene la certeza de que por lo menos hubo otra: Leona Vicario, cuyos restos fueron trasladados a la Columna de la In-dependencia.
Como ser ilustre
El 27 de febrero de 2003 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto por el que se establecen las bases y procedimientos que rigen a la Rotonda de las Personas Ilustres. En él se crea el Consejo Consultivo de la Rotonda, integrado por los secretarios de Gobernación, de la Defensa Nacional, de Marina y de Educación Pública, así como por el presidente de CONACULTA; también se invitará a los poderes Legislativo y Judicial de la Federación, al jefe de gobierno gobierno de Ciudad de México y al rector de la UNAM. Todos en conjunto someterán a consideración del presidente de la República las propuestas de declaratoria de los personajes ilustres para su inhumación en la Rotonda y sus homenajes póstumos.
Cualquier ciudadano o institución mexicanos podrá proponer al presidente o al Consejo Consultivo el o los candidatos, cuyas acciones considere que lo hacen merecedor de declararlo hombre o mujer ilustre, con su fundamentación respectiva. El Consejo se encargará de hacer la valoración y se reunirá mínimo una vez al año. Aquí es conveniente aclarar que algunas veces se han aceptado las propuestas pero los familiares de los personajes no han querido trasladar los restos. Los casos más recientes son los de Javier Barros Sierra y José Vasconcelos.
En este sentido, en 2012 la sociedad Amigos Protectores del Panteón Civil de Dolores envió la propuesta de que se declare hombre ilustre al destacado artista José Guadalupe Posada y se le edifique un cenotafio (monumento en honor a una persona, sin que estén sus restos) en la Rotonda, debido a que sus restos se encuentran perdidos en la fosa común del panteón. El Consejo contestó que en la primera cesión que tuviera se vería el caso. Consideramos que no hay duda de los méritos del personaje, además de que el año pasado se cumplió el centenario de su fallecimiento; también sería el primero en representar a su estado: Aguascalientes.
La Rotonda es la zona medular y más importante del Panteón Civil de Dolores; por sí sola es patrimonio nacional y memoria colectiva de todos los mexicanos. En ella se encuentran personajes cuya vida y obra todos deberíamos conocer.
Este artículo se publicó íntegramente en Relatos e Historias en México número 65:
“Porfirio Díaz y las distintas historias sobre el Porfiriato”. Versión impresa.
“Porfirio Díaz y las distintas historias sobre el Porfiriato”. Versión digital.