¿Quién fue el Ángel de la crónica deportiva?

Gerardo Díaz

No había un cero a cero aburrido si el partido de futbol era narrado por don Ángel Fernández Rugama. Ahí donde se veía un centro digno de abucheo, don Ángel indicaba que era una poesía mal consumada. Carismático, ocurrente, de cadenciosa voz y profesionalismo bárbaro, este cronista transformó incluso la convivencia en el estadio, ya que las personas acudían con todo y radio para apoyar a sus equipos.

 

Nacido el 2 de agosto de 1925, perteneció a una generación posrevolucionaria que consolidó un México distinto. Se daba, por ejemplo, el salto de la prensa a los nuevos medios de comunicación como la radio y la televisión. Así, a los dieciséis años Ángel ya trabajaba en Excélsior y para finales de los cincuenta llegó a la crónica radiofónica, donde prestaría su voz y conocimientos para amenizar partidos de beisbol y peleas de box. Sin embargo, su columpiazo del amor llegaría en televisión de la mano de Emilio Azcárraga Milmo, el dueño del Club América, quien había adquirido al equipo para hacerlo protagonista en la liga mexicana.

Con tal expectativa, la escuadra requería a su propio narrador: ese sería Ángel. Sin conocer jugadores, improvisando con sus nombres, fue el primero en encumbrarlos, pero también en divertirse a su costa, surgiendo de sus labios apodos que hasta la fecha son tradicionales en el balompié. De igual manera, acuñó sobrenombres de clubes como “Máquina Celeste” o “Rebaño Sagrado”, que significaron un golpe duro a los oídos más puristas, pero le dio un tono agradable a su trabajo entre los televidentes.

Fue tal la identificación del público con la voz de don Ángel, que llegó a ser invitado a programas de concurso y musicales, además de realizar importantes entrevistas. Es más, en algo completamente inaudito, la televisión le confió la “cancha” del billar y la carambola, donde “un milímetro es un kilómetro”. Incluso el presidente José López Portillo lo solicitó para impulsar la televisión estatal y nuestro maestro de la improvisación aceptó. Se cuenta que Azcárraga le indicó a Ángel que el mandatario presidiría seis años, pero él siempre.

Con todo, nunca dejó de narrar “el juego del hombre”, ni colgó del todo el micrófono con el pasar de los años, pues a la radio acudió hasta sus últimos días. Este Ángel regresó al cielo el 22 de mayo de 2006. Muchos mexicanos usaron su famosa frase “me pongo de pie” para despedir al arquitecto más entrañable de la narrativa deportiva nacional.

 

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El Ángel de la crónica deportiva