Reportero es aquel que va a buscar las noticias donde se producen. Esta característica de su oficio le permite estar en primera fila para constatar los acontecimientos, y su función es informar al público, ávido de saber de todo.
Los primeros reporteros se foguearon en diversas publicaciones de tiempos porfirianos. En el periódico El Imparcial, el diario oficialista de la época, se materializó por primera ocasión en el país el proyecto de crear una prensa informativa, aunque por supuesto no canceló la publicación de artículos editoriales y columnas de opinión, además de otros géneros periodísticos.
En este ambiente y en este periódico trabajó la hidalguense María Luisa Ross Landa, quien se convirtió en la primera mujer reportera entre nuestras paisanas.
María Luisa Ross Landa, originaria de Tulancingo, estudió en la Escuela Normal de Maestros, donde se tituló como profesora de educación primaria. En 1903 conoció al maestro Justo Sierra, quien asistió a una conferencia que dictó la joven cuando estudiaba en aquella escuela de primer nivel, pues era costumbre que las alumnas impartieran este tipo de presentaciones.
Justo Sierra, al conocer las inquietudes de María Luisa para incursionar en la redacción, la presentó con el periodista Luis G. Urbina, uno de los directivos de El Imparcial y de El Mundo Ilustrado. A partir de entonces, María Luisa Ross participó como redactora en la página dedicada a las damas, que abordaba temas de modas y consejos en general.
María Luisa Ross trabajó posteriormente en el diario El Universal, y en el suplemento ilustrado de ese diario, El Universal Gráfico, del que llegó a ser directora.
Esta publicación es un fragmento del artículo “María Luisa Ross” de la autora Clara Guadalupe García y se publicó íntegramente en la edición de Relatos e Historias en México, núm. 8.