Desde finales del siglo XVIII, la costa del Pacífico Norte, desde las Californias hasta Alaska, empezó a ser codiciada por sus valiosos y diversos recursos naturales. Shaler también vio una oportunidad para explotar esos territorios.
Desde 1790, William Shaler era capitán de un barco mercante que llevaba y traía mercancías de China; no sorprende que pronto se interesara en el lucrativo negocio de las pieles de nutria. Por esta actividad y, por sus viajes por el Pacífico novohispano, se percató de la escasa población que habitaba ambas Californias y de la facilidad que tendría una nación poderosa de quedarse con ellas.
Shaler inicia su Diario el 8 de febrero de 1804, un domingo por la mañana, cuando zarpó en su barco el Leyla Bird del puerto de Cantón, rumbo a Macao. Inició un viaje que describió como “muy difícil y desastroso”. Su barco se inundaba con frecuencia, pero logró llegar el 1º de mayo de 1804 cerca del río Columbia. Continuó costeando por el Pacífico Norte y ponderó la belleza de aquel territorio: “Nada puede exceder la salvaje belleza de esta costa”, escribió.
Llega el 11 de mayo de 1804 a la bahía de Trinidad, puerto descubierto por Bruno Ezeta en 1775. Intercambia mercancías con los indígenas, tiene fricciones con ellos, toma algunos prisioneros e intimida a los habitantes con un cañonazo. El 18 de mayo llega a cabo Mendocino. En su Diario, Shaler describe cada sitio que visita. Relata cómo el 23 de mayo arribó “a la costa de California, donde obtuve abundante abasto de provisiones e inicié un tráfico de pieles con los misioneros y habitantes”. No especifica si se trata de la Alta California o de la península, pero todo parece indicar que de esta última. El 13 de julio está en la isla de Cedros, en donde se encuentra con un ballenero inglés procedente de Londres, y continúa su viaje hasta “el cabo de California”, posiblemente cabo San Lucas. Se dirige a Guaymas, adonde llega el 2 de agosto de 1804.
Guadalupe Jiménez Codinach. Doctora en Historia por la Universidad de Londres. Ha sido profesora e investigadora de la Universidad Iberoamericana; actualmente es asesora de Fomento Cultural Banamex, A. C. Curadora de exposiciones históricas para el INAH, el Museo Nacional de Historia y otras instituciones. Autora de numerosos libros y artículos publicados en revistas especializadas. Ha recibido el Premio Nacional de Investigación Histórica sobre la Independencia Mexicana “Ernesto de la Torre Villar”, así como el Premio Antonio García Cubas. Entre sus libros se hallan La Gran Bretaña y la independencia de México, 1808-1821 (1991), El mundo hispánico, 1492-1898 (1994) y México: su tiempo de nacer, 1750-1821 (1997).
Jiménez Codinach, Guadalupe. “A la conquista de las Californias”, Relatos e historias en México núm. 142, Pp. 22-29.
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