La importancia del Plan de Iguala para la historia política de México

¿Existen dos o más versiones del documento firmado en Iguala en febrero de 1821?

Jaime del Arenal Fenochio

La importancia que para la historia política mexicana –concretamente para la historia de su emancipación con respecto de España– tiene el Plan de Iguala, suscrito por Agustín de Iturbide y luego jurado por las fuerzas insurgentes bajo el mando de Vicente Guerrero, no se compadece con el conocimiento que de dicho documento tiene, ya no se diga el común de los mexicanos, vaya, ni siquiera la generalidad de especialistas nacionales en historia política o jurídica de la nación que precisamente nació a la vida independiente al tenor de lo dispuesto en aquel texto proclamado el 24 de febrero de 1821.

 

El trascendental contenido del Plan de Iguala ha corrido la misma suerte de su autor en la historiografía mexicana que comenzó a publicarse a los pocos años de su fusilamiento en 1824 en Padilla, Tamaulipas, y a la par de la consolidación republicana sobre el sistema monárquico, hasta culminar con la exclusión total de Iturbide del panteón de los héroes nacionales en 1921, con ocasión del primer centenario de su publicación y de la consumación pacífica de la independencia de México.

 

En síntesis muy apretada, cabe afirmar que el Plan de Iguala consagró los siguientes principios y propuso las siguientes aportaciones: la absoluta independencia de México con respecto de España y de cualquier otra nación –por ende, su carácter soberano–; la intolerancia religiosa en pro del catolicismo entonces vigente y la unión más estrecha entre criollos, españoles, indios, mestizos, “africanos y asiáticos” que residían en la Nueva España. Estos tres principios conformaban las “Tres Garantías”.

 

Además, el Plan le dio nombre oficial al nuevo Estado que nacía: “Imperio Mexicano”; consagró un gobierno monárquico limitado y sujeto a una constitución política propia para el país, el cual habría de recaer, con la calidad de emperador, en la persona del rey Fernando VII o en algún miembro de su dinastía o de otra reinante, “para hallarnos con un monarca ya hecho y precaver los atentados funestos de la ambición”; mantuvo la vigencia provisional de la Constitución española de 1812 –vuelta a proclamar en 1820–; estableció un gobierno provisional hasta en tanto se decidía el nombre del emperador; llamó al establecimiento de unas Cortes nacionales encargadas de elaborar la Constitución; aseguró la protección de personas y propiedades y, finalmente, estableció el Ejército de las Tres Garantías. Todo esto consta en un documento cuya historia y vicisitudes son examinadas a continuación, al margen de la cuestión de su autoría que, para nosotros, no cabe duda que corresponde al propio Iturbide, sin que esto sea óbice para aceptar que gozara en su tarea de la colaboración y consejo de otras personas, como se verá también adelante.

 

Un borrador y otra versión del Plan

 

Casi nadie se ha percatado o detenido a analizar una cuestión de extraordinaria importancia: ¿Cuál fue el texto oficial del Plan firmado en esa población del hoy estado de Guerrero? Ya William S. Robertson en 1952 advirtió el hecho de que en 1821 se hubieran publicado varias versiones del Plan y se copiaran y enviaran a varios individuos y gobiernos de ciudades.

 

En efecto, tanto las obras historiográficas clásicas de la época como las contemporáneas, así como las colecciones documentales antiguas o modernas, presentan a cualquier lector dos versiones distintas del Plan de Iguala. La primera corresponde al borrador escrito por Iturbide y al Plan de Yndependencia de la América Septentrional suscrito también por él en Iguala el 24 de febrero; ambas versiones manuscritas se conservan. Esta versión se compone de la “Proclama” inicial, veintitrés “bases sólidas” numeradas, la “Proclama final”, y la “data” del documento. El Plan añade, sin embargo, la firma y rúbrica de Agustín de Iturbide y la orden relativa a la que se sacase una copia certificada para remitírsela al virrey.

 

Esta versión la publicó Carlos María de Bustamante en su Cuadro histórico de la revolución mexicana, copiándola del número dos del periódico trigarante El Mejicano Independiente del 17 de marzo de 1821, ejemplar que hoy se encuentra desaparecido. De esta fuente parte toda una serie de autores y antologadores que dan por hecho que se trata de la versión definitiva del Plan de Iguala.

 

La segunda versión ha corrido generalmente bajo el epígrafe de Plan ó indicaciones para el gobierno que debe instalarse provisionalmente, con el objeto de asegurar nuestra sagrada religión y establecer la independencia del imperio mejicano, y tendrá el título de Junta gubernativa de la América Septentrional, propuesto por el Sr. Coronel D. Agustín de Iturbide al Exmo. Sr. virey de Nueva España, Conde del Venadito. La forman veinticuatro artículos y está firmada por Iturbide en Iguala el 24 de febrero de 1821. Al parecer, originalmente no la antecedió ninguna proclama ni tampoco la acompañó ningún epílogo.

 

Fue publicada por vez primera en el Suplemento al número 14 de La Abeja Poblana, en Puebla, el 2 de marzo de 1821. Difiere de la primera versión no sólo en el número de artículos sino en su redacción y en el contenido de varios de éstos. Parece ser una versión mejor redactada, más precisa y más completa. No se conserva un ejemplar manuscrito de este documento. Durante todo el año de 1821 fue la versión más difundida en varias partes del Imperio. Se conocen más de una decena de impresos que la reproducen.

 

Esta versión segunda del Plan, a sea el Plan o indicaciones, es la que se tomó como oficial y definitiva, no la contenida en El Mejicano Independiente. En efecto, el 2 de marzo de 1821 –el mismo día que en Iguala se levantaba el acta de la ceremonia del juramento de fidelidad de Iturbide, de sus oficiales y de su tropa a los principios proclamados en el Plan– aparecía publicado en el suplemento citado el Plan o indicaciones. De aquí partió la versión copiada tantas veces ese año de 1821, salvo la incluida en el número 2 de El Mejicano Independiente del 17 de marzo. En los propósitos del movimiento trigarante no había duda: la versión segunda era la destinada a ser la definitiva, no la primera, similar a las manuscritas que se conservan.

 

 

Esta publicación es sólo un fragmento del artículo "El Plan" del autor Jaime del Arenal Fenochio, que s epublicó íntegramente en Relatos e Historias en México, número 102